LA VESTIMENTA...

LA VESTIMENTA
Fragmento del libro "El habla tradicional de la Omaña Baja"
Margarita Álvarez Rodríguez

Nuestras abuelas llevaban refajos en invierno. Nuestros abuelos calzaban abarcas en verano. En el invierno, para andar calientes, guarecían sus pies en zapatillas y madreñas. Los chanclos y las botas de goma fueron desplazando a las madreñas y las combinaciones a los refajos. Cuando llegaba el verano, todos en alpargatas y a la mazuela El justillo ceñía el cuerpo de la mujer y sustituía al ajustador (sujetador) El hombre se sujetaba los pantalones de pana, en invierno, y los de mahón en verano, con la petrina. La mujeres de hace un siglo usaban el rodao
Como se vestía frecuentemente de negro, especialmente las mujeres, las prendas perdían color y se volvían rajonas
Un elemento fundamental en la vestimenta de nuestras mujeres ha sido el mandil. El cometido de esta prenda es claro en la cocina, pues preserva la ropa de la suciedad, pero también tenía gran utilidad fuera de casa, pues servía como recipiente improvisado para transportar cualquier cosa. Casi se puede decir que un mandilao (de fréjoles, nueces, patatas…) se ha convertido en una medida de capacidad.
La ropa se guardaba en las “arcas o baules”, ya que en las casas no solía haber armarios. Los calcetines y medias se tejían con lana de oveja que antes se habían hilado con el huso o fuso y la rueca y después se había torcido, se había devanado y se había envuelto formando un gorgoto. Para tejer calcetines eran precisas cinco agujas llamadas subinas. Con cuatro se mantenía el tejido en forma cuadrangular y con la quinta se iba sustituyendo cada una de las anteriores. Como no había dinero para cambiar de ropa con frecuencia, esta se arremendaba o se le daba la vuelta para utilizar el tejido por el lado del revés. Cuando la prenda arratigaba el cuerpo se trataba de ensanchar sacando la tela de las costuras. Así que a las mujeres se las veía frecuentemente enfilando la auja, (metiendo el hilo por el hondón) y repasando los sietes de las prendas.
Otras veces, se teñían estas para darles un aspecto diferente. El agua de las hojas de aliso cocidas se utilizaba para teñir, antes de que llegaran los tintes industriales. Y como nada se tiraba, cuando una camisa o prenda similar ya no servía o estaba deteriorada, se utilizaban las partes que estaban en mejor estado para hacer paños de cocina llamados rodillas a rodeas