Mi infancia se vio totalmente influida por la fotografía....

Mi infancia se vio totalmente influida por la fotografía. Mi padre era fotógrafo profesional, de aquellos que iban, primero, con un cajón y un trípode, de feria en feria y fiesta en fiesta, por diversos pueblos de la geografía andaluza. Mi vida transcurría, gran parte, secando fotos en la esmaltadora, haciendo líquidos reveladores y fijadores, visionando rollos de cinta de la vieja Kodak para encontrar una toma determinada, de la que habían pedido copias. A los 20 años iba con mi cámara colgada al hombro y mi bicicleta, de aquí para allá. ¡Qué tiempos aquellos! Mientras retrataba a tantos, en blanco y negro, estudié el Bachillerato, los años de Magisterio y saqué a la primera las oposiciones para Maestro de Escuela. Adiós al oficio fotográfico.
Hoy veo a mis hijos con sus despampanantes cámaras digitales que, ya sólo les falta cantar, y suspiro: ¡Ay, mi juventud perdida! ¡Cuántos recuerdos!