Hola Inés: ...

Hola Carmen, la verdad que este lindo pueblo no es el mío, aunque pertenezco a su serranía, pero mi padre y algún hermano mío si son nacidos en el. A mi madre no le dio tiempo llegar a Ronda para que yo naciera, así que nací en mi casa, de un pueblito mucho más pequeño, pero es una delicia de pueblo y muy acogedor.
Aquí te pongo una imagen de uno de sus parques, donde tantas veces he jugado cuando era pequeña, o después cuando he ido de vacaciones me he sentado a comer altramuces o pipas, conversando con las amigas.

Besos.

Hola Inés:
yo nací en un hospital y luego me llevaron a mi pueblo, que era el de mi madre. Allí me bautizaron. Ahí estuve hasta que cumplí 4 años y luego de peregrinaje, de pueblo en pueblo, como aquel que se pone a jugar a la oca. De casilla en casilla hasta que llegué a mi Ciruelos del alma del Pinar. Allí era una más donde las tardes del domingo las pasábamos viendo películas mientras comíamos pipas. Cuando la película se acababa, nos íbamos a seguir jugando a las cartas al bar del Gumersindo, a seguir con nuestra bolsa de mielitos, trigo inflado con miel.
El tiempo de aquellos domingos en casa de Gumersindo era un tiempo encantador porque el resto de la semana, cuando volvíamos del colegio en autobús desde el pueblo vecino, Maranchón, era ya distinto.
Entonces, los juegos eran compartidos o inventados. ¡Qué tiempos aquellos si nos volviésemos a reunir todas juntas a la luz de las farolas mientras nos contásemos unas a otras cómo nos ha ido en la vida desde que dejamos la plaza abandonada a su suerte. Al igual que los pinares, que un día ardieron sin remedio; y hoy, ahora mismo, brotan de sus propias raíces los pinos, incluso árboles que no tenían espacio, como los robles están prosperando.

Cada día que pasa siento mas y mas admiración por mi tierra, que sin que nadie la cuide, nos sigue deparando sorpresas.
Me sobra hasta la foto, que no la necesito para sentir por un momento que he vuelto de nuevo. Se puede volver con el pensamiento.