(Sigue el artículo anterior), Burgos

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LICENCIA PARA MATAR

El alcalde de Tardajos, Raimundo de la Torre, dice que
"no hay nada de las cuarenta viviendas para construir que se dijo en un principio. No existe tal licencia". Reconoce que hay dos cooperativas que están interesadas en hacer una cifra semejante de pisos cada una. Pero no se les ha dado licencia, en contra de lo que se ha publicado en la prensa". Estas viviendas, para las que se han realizado sondeos de futuros propietarios, podrían obtener una "licencia para matar" el patrimonio cultural si no se toman exhaustivas medidas de control.

Según Raimundo de la Torre, cerca de los chalets adosados en construcción "hay unas viviendas de los años setenta a unos cincuenta metros, y entonces nadie dijo nada".
En los tres lustros que lleva al frente del Ayuntamiento dice que "no se ha tenido ninguna constancia oficial de que no se pueda construir". La ignorancia no es buena compañera de la autoridad y Raimundo cree que algún trasfondo político le ha alcanzado; intereses que no acierta a entender como "el entorpecimiento de las líneas que se venían siguiendo para construir, porque a URBANISMO, le interesa que se vaya la gente a vivir a la capital. Los pueblos de los alrededores de Burgos hemos sufrido todos el mismo problema.

El pequeño Tardajos, como pueblo agrícola entiende mas de tiempos de siembra y tiempos de cosecha que de requisitos legales. Su alcalde, cuando se arrepiente de haber tenido expresiones campechanas como "aquí no manda ni San Pedro", lo recompone con otra tanda de franqueza autoritaria. Su estilo recuerda al del presidente de su partido, Manuel Fraga, cuando aseguró aquello de "la calle es mía". El Ayuntamiento de Tardajos, encabezado por Raimundo de la Torre, necesita un buen asesoramiento para que sus problemas locales de urbanismo no tomen la calle de en medio, que en este caso es una calzada romana.