Me troncho de risa. ¡Y cuántas risas leyendo y releyendo, y comparando qué fue y cómo quedó, Burgos

Me troncho de risa. ¡Y cuántas risas leyendo y releyendo, y comparando qué fue y cómo quedó todo! Os dejo que hoy tenemos por Burgos, un día precioso. Ayer tarde, me cabreaba yo misma al oler el perfume lodino. Ni a sol ni a sombra nos quitamos esos olores. ¡Y con la de gente sabia, estudiosa y tal que hay a un lado de este pueblo! Pues, nada, que no les da por investigar de qué forma se olería mejor en Tardajos, en Villalón, en Rabé de las Calzadas, en Páramo del Arroyo, en las Quintanillas, en Villalbilla, en Quintanadueñas...

En fin, que no contentos con fastidiar la vida de algunos pueblos, ahora alojan al caballo de Troya en lo mejor de Burgos. Pero les sobra el dinero y no saben ni qué hacer con él. O eso les dicen a sus propios habitantes que dicen que no necesitan más obras en Burgos, y ellos a lo suyo, a gastar que para eso son ricos.

Y me río porque la tal Isabel, no nos recibió en Madrid, y tras la reunión con Jambrina, llegaron las multas a Tardajos. Algunas, por otros motivos, y es que si a todos les hubiera dado por escribir, se lo hubieran pasado en grande, y seguirían protestando. Pero no fue así, se callaron para siempre.

Y me río por no llorar, porque a las fuentes no se las tuvieron ya nunca mas en cuenta. Ni un análisis a ver cómo seguía del curso de su vida. En fin, que a pesar de todo, me río y disfruto de la lectura. Y si estos poemas pudieran evitar que cosas peores sucedieran... lo celebraría a lo grande. Pero a mi el valor no me lo van a quitar nunca porque con esto y otras hazañas lo he incrementado. Y de lo que puedo dar fe, es que yo hubiera ido a donde hubiera hecho falta si no hubiera habido quien hubiera puesto palos en las ruedas. Eso, lo tengo muy claro.