Resulta que a mi se me daba muy bien la química. Me...

Ahora toca otra vez volver atrás, al colegio donde tuve tanta suerte aquel año en publicar lo que acontecía allí: Partidas de ajedrez entre los escolares. Se me ha hecho tarde, y creo que en la foto no se lee bien. Ya lo escribiré, que paciencia no me falta.

Una vez empecé a practicar la escritura a máquina, escribiendo recetas de cocina en una olivetti azul portátil que todavía conservo, y mi primera máquina. Porque sí y porque quería empezar a escribir más rápido. No será por rapidez. Si tardo es porque selecciono mucho, o escribo a mano, o vuelvo releer lo que un día escribí y tengo que poner lo que mejor me parezca de tanto material. Y porque, a veces, las menos ya, una vez tenía un escrito se me borraba y tenía que volverlo a escribir. Por tantas cosas. O por el tema de las fotos que aunque es rápido te lleva mucho tiempo.

Resulta que a mi se me daba muy bien la química. Me sabía todas las valencias de los elementos químicos de maravilla. Formulaba y me gustaba mucho, pero la física era insufrible para mi. Total, que antes del un examen de química me preguntaban y les decía todo - podría hacer un examen de un diez -y no se me ocurrió otra cosa un día que ponerme a dibujar toda la mesa - como hacían los demás- que yo no lo necesitaba - llena de fórmulas; y como una no estaba muy acostumbrada a copiar pero lo hacían todos, yo también.
Me pilló copiando. Lo absurdo es que para copiarlo todo no miraba nada, pero... los estudiantes, a veces metemos la pata a lo tonto.

Total, que me mandó salir de clase y un cero. ¡Qué imbécil que fui! Pero él sabía lo que nos pasa muchas veces a los adolescentes y me dio una oportunidad. Volver a hacer el examen de recuperación, o... jugármelo a una partida de ajedrez.
¡Qué claro lo tuve! Me fui al examen de cabeza. ¡Ni loca, iba a jugar con un experto en ajedrez!. Y saqué un diez pero me puso un notable, para que aprendiera y no volviera a copiar nunca más. ¡Qué lección me dio!