Vaya Carlos, esta foto es del 2013......

Don Eutiquio, el superior del Seminario de los Padres Paúles, ya esperaba en la iglesia, donde relató acerca de los orígenes de Tardajos. Destacó tres elementos de la iglesia parroquial "Nuestra Señora de la Asunción", las tallas de la Virgen de las Aguas, el Ece- Homo, y los huesos de los Santos Macabeos, que fueron traídos de Roma por un noble clérigo de la Casa de los Lara.

En épocas de tormentas, el párroco saca las reliquias de los Santos Macabeos, y en numerosas ocasiones, los granizos se han transformado en agua.

Estos cultos resumen la vida del pueblo, esencialmente labrador en sus orígenes.

"De Tardajos a Rabé, no te faltarán trabajos", es un dicho popular pero afortunadamente los tiempos cambian. Era terreno pantanoso, había lobos que merodeaban, y bandidos que asaltaban a los peregrinos. Un gran cambio, pues ya no hay nada de eso en la actualidad.

Una vez en Rabé de las Calzadas, nos dirigimos hacia la iglesia, donde nos esperaba un vecino, Rafael Pampliega, quien nos mostró la iglesia de Santa Marina. Destacó la figura de Don Baldomero Pampliega, el primer benefactor de Rabé. Murió, a raíz de una pulmonía que cogió, mientras arreglaba la iglesia. Además de invertir en el pueblo su fortuna, él mismo realizaba varios trabajos de albañilería, siendo un doctor, especializado en la visión de los ojos.
También apostó por la educación femenina creando un colegio para niñas por considerarlo necesario para el desarrollo de la sociedad. Así mismo, dejó estipulado en su testamento, limosnas que debían darse a los necesitados. Toda su fortuna ganada en América la dejó en herencia para su pueblo natal.

Vaya Carlos, esta foto es del 2013...

Cuando llegué aquí hace la friolera de ¡30 años! me gustó mucho ese libro del que hablo, porque mi suegra era de Rabé y lo tenía con mucho cariño. Un libro acerca de su pueblo que con mucha ilusión me dio para que lo leyera. Y me gustó mucho, que hubiera personas que cuidaran así por su pueblo, que con sus ahorros se pusiera manos a la obra a arreglarlo, a darle lo que le faltase y a pensar en el futuro. Unas manos, si también dinero para acometer obras, porque sin duda lo sentiría como algo suyo propio.

¡Cuánta nostalgia!

Y después de don Baldomero Pampliega, llegó otro a seguir haciendo que su pueblo tuviera importancia, calles arregladas, jardines, fuentes, ayuntamiento nuevo, una ermita decente... Lugares donde los jóvenes pueden convivir con sus aficiones... Un sueño inalcanzable para otros.

Después han venido más libros, como te digo, de un buen profesor, amigo y familiar, Rafael Pampliega. Me preguntas a mi, pero si te acercas a Rabé, cualquiera te podría dar razón en lo que buscas, te podrían enseñar los libros o contarte mejor que yo esta historia de hijos que con su esfuerzo hacen de su pueblo, un lugar de acogida y reposo. A mi me admira un comportamiento así, comprobado desde que vivo aquí. Debería cumplir el ejemplo, en un mundo donde todo son exigencias y nadie está dispuesto a hacer nada para que algo, por pequeño que sea mejore.

Casi a diario paseo de un pueblo a otro de Tardajos a Rabé, y el cambio es tremendo. ¡Cómo puede ser que estando tan cerca sean tan diferentes unos de otros! Cosas que pasan.