Las vacaciones habían llegado y mi destino fue durante muchos años, mi pueblo. Ese que no, Castilla la Mancha

Las vacaciones habían llegado y mi destino fue durante muchos años, mi pueblo. Ese que no pude tener sindo niña. Sólo íbamos de cuando en cuando de visita a ver a mis abuelos. Y mi pueblo era lo mejor para mi, el mejor lugar donde no importaba si ibas triste. Te ibas a reír de verdad, como nunca lo habías hecho antes. Y lo sabía antes de llegar y me pasaba. Porque mi abuela era una maga de la risa. No podía ver a sus nietos llorar, y yo tenía fama de llorona de niña.
En cuanto entraba por la puerta ya sabía que tenía que cambiar la risa por el llanto y ella era la que se encargaba. Nos cantaba todas las canciones que se sabía para que fuésemos felices. Y cuentos y anécdotas graciosas.
Rebuscábamos en los cajones y encontrábamos nueces o otras golosinas que nos escondía y el regalo era la sorpresa de encontrarnos algo.
Y en cuanto pude elegí ese lugar como destino de vacaciones para estar con mi abuela y cuidarla. Y muchos años.
Pero mi afán era mi pueblo. Y allí construía un paraíso porque en verdad lo creía lugar encantado. ¿Dónde vives? En el campo, el campo es mi casa. Y la casa, lo justo. Amanecía y salía a buscar por el campo, que me pasaba como a ella siempre volvía con algo único y sorprendente.
Un día me levanté como era mi costumbre y vi unas flores preciosas, de color rosa y muy olorosas. Las corté todas y las puse en un frasco de cristal de boca ancha. ¡Qué bonitas y qué bien huelen!
No sabía cómo se llamaban pero me gustaban y me bastaba verlas y tenerlas en mi habitación. Pero me enteré, porque no eran flores del campo sino cultivadas a propósito. Era la flor del orégano que me costó un disgusto y una regañina monumental. Ese año no hubo cosecha de orégano por mi culpa.
Pero ahora tengo orégano para dar, tomar y regalar. Crece sólo y es un cultivo invasor. No deja que ninguna mala hierba crezca entre sus plantas. Muy distinto su comportamiento al de la manzanilla dulce, que en cuanto te descuidas las malas hierbas la extinguen. Es muy curioso el comportamiento de las plantas. Unas ahogan a otras. Otras veces conviven. y lo que de verdad es peligroso es la mala hierba que asola los campos si te descuidas.

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