MARÍA: No es mi costumbre usar el Usted en mis escritos,...

LIBRTAD, por las cosas que nos relata debe ser una persona mayor y "si", a las personas que les toco la desgracia de vivir aquello fue muy duro. Usted aun lo puede contar, otros muchos quedaron en el camino.
Deseo que esos recuerdos no le hagan sufrir y disfrute de la vida sin rencores.

saludos afectuosos..

MARÍA: No es mi costumbre usar el Usted en mis escritos, Si el amigo, amiga, y hasta si quieres hermano, Y mucho menos el señor, por que no se me oculta, como algunos han exigido se les nombre de esa manera sin merecerlo
Dicho esto amiga: Si, soy mayor. Cuando empezó lo que unos llaman contienda (Yo el error u horror) yo solamente tenía dos años y medio. Luego cuando terminó tres mas: Este me hizo saber, que de de tres años u medio a cuatro, se tiene memoria, o que tal vez mas atrás... dado a que al leer después las fechas, del o aconrecido en el Frente de Guadalajara (cerca de donde yo nací) la memoria me acerca algunos hechos, y otro mucho confusos. Yo diría que tengo mas memoria de ya mi adolescencia.
He observado a una nieta, su forma de decir, hacer y conservar, y sonrío, pesando que el día de mañana también me va a recordar, como yo recuerdo a mi abuela entonces, acurrucada en la cocina, junto al silencio de mi madre.
También se acurrucaban dos soldados que ayudaban a las tareas. Los juzgué despues desde mi pensamiento ya menos niño: el uno era bueno para mí, el otro malo. El primero. me llevaba siempre de la mano, hasta unos cien metros mas lejos, donde había un almacén de comida, y entre otras cosas para mi desapercibidas, naranjas. Me daba una, o una onza de chocolate. Este para mi era el bueno. El otro, comía un día melocotón en almibar que sacaba de un bote, ami se me llanaba la boca de saliva, y con un empujo
. on de su mano libre, me empujó mientras dijo: "Quita chico" ese para mi ere el malo. Supongo que hoy pensaría que era un glotón. Para mi madre y mi abuela, los dos serían buenos puesto que ayudaban, en las faenas de campo. Si decir que eran republicanos. Y uno crecía. Se crecía, mientras se nos repetía, una y otra vez, quienes eran los malos. Yo pensaba en esos dos hombres, o los otros, sucios y barbudos, que por cierto, a veces hasta les acercaba piezas del armamento que limpiaban... y otras muchas cosas, buenas y malas. Eran republicanos pero se les llamaba rojos. Y aquello nos decían que era muy malo. crecí y supe que yo llevaba razón: que los hombres somos malos y buenos. Y que los que se dicen buenos nos hacen hacer cosas malas...
Que a nadie le extrañe, que mencione a niños y a mayores. Vive en mi aquel niño, y otros niños...
Mi saludo, con el mismo afecto.