Y VINIERON MIS NIETOS....

Y VINIERON MIS NIETOS.

Hay que ver lo que disfrutan unos padres, ya mayores, cuando ven aparecer a alguno de sus hijos, acompañado de su prole, o sea sus nietos, por las puertas de su casa para visitarlos, para pasar unos días juntos, para compartir ese amor que ahora está un tanto distante y repartido entre sus distintas
residencias y lugares de trabajo.

Pues eso nos ha sucedido a nosotros hace unos días. Hemos recibido a últimos de Agostos la visita de parte de mi familia, con sus tres retoños que son una maravilla, y no es porque sean mis nietos, y hemos tenido un felicísimo final de verano con su compañía, con su presencia y compartiendo con ellos momentos de intenso goce familiar que nos ha recargado las pilas para aguantar hasta la Navidad su ausencia y su lejanía.

Es que cuando nos hacemos viejos y nuestros hijos se casan y forman su propia familia, disgregándose de ese tronco familiar inicial que fue el hogar de sus padres, es lógico que ellos estén pendientes de su propia familia, de sus hijos, de su trabajo, y de todas las obligaciones que ella conlleva pero nunca debe ser olvidada, ni relegada, por ese amor, la raíz en la que todos tenemos la obligación de sentirnos enlazados porque eso además será la garantía del futuro que asegurará que la familias sigan estando unidas y que nunca un abuelo se vea olvidado por sus hijos y por sus nietos.

Los hemos llevado de paseo, les hemos enseñado le playa, los rincones más bonitos de esta ciudad, Estepona, que cada día se está afianzando como una de las mejores ofertas turísticas de la Costa del Sol y por último les hemos acompañado a Selwo, el plato más fuerte de la visita, porque para los niños estar todo un día viviendo con los animales, en plena naturaleza, es algo no solo maravilloso sino al mismo tiempo educativo y cultural, que les ayuda después en sus estudios y en sus conocimientos del complejo y extenso mundo animal.

Ya han vuelto a su casa, en unos días iniciarán un nuevo curso, y yo tengo seguro que ni ellos ni nosotros olvidaremos nunca esos momentos de amor y de felicidad que han tenido estos días con sus abuelos, los padres de su padre, al que ellos también un día harán abuelos, y al que no dudo llevarán con frecuencia a sus hijos porque los abuelos eso es lo único que ya disfrutamos intensamente.