LA SUBIDA DE LAS IMÁGENES A SANTA CRUZ...

LA SUBIDA DE LAS IMÁGENES A SANTA CRUZ
Aquel día, miércoles Santo, el hombre venido de Madrid, y ateo de religión, vino corriendo por ver la subida del Cristo Nazareno hasta la Iglesia de Santa Cruz, madrugó para coger un buen sitio, y a las siete de la tarde se encontraba en las escaleras de dicho Barrio. Para poder divisar y comprobar el esfuerzo sobrehumano de esos costaleros fervientes, y lo mismo de esas mujeres que llevando a la Virgen se esfuerzan a tope, El tiempo de espera fue largo, le dio tiempo para comerse un bocadillo, y poder beber una cerveza, Según fueron pasando las horas, aquellas escaleras en ciertos tramos estrechas, se llenaban de personas que querían ver ese esfuerzo de subir los Santos a esa Iglesia en el alto del Barrio de Santa Cruz. Le habían comentado que las imágenes pasaban raspando los balcones de las calles estrechas, y que las escaleras subiendo era un esfuerzo fuera de lo común. Aunque algunas personas decían que el bajar era peligroso, ya que el peso de esas imágenes era muy grande, Llego el momento de poder ver la subida de la procesión, y los balcones y ventanas del Barrio eran lugares llenos de personas, Las voces de animo sobre los costaleros se fundían entre sudores de aquellos hombres que se esforzaban por subir sin pegar en ningún balcón su imagen, y derrochar energía y valentía, acompañada del fervor a esas imagen de Jesucristo, este hombre cambio de pensamiento, y en su mente pensaba, como estos hombres se dejan ahí su fuerza y habilidad ante tan pesada imagen, tienen que tener una fe ciega en Cristo, y demostrar que están a todas horas con él. Las mujeres que subían la imagen de la Virgen eran personas la mayoría jovenes, eran las doce de la noche, sus cuerpos y su frente soltaban sudor por todos sus poros. Y el publico las animaba como si fuera un espectáculo poco o nada visto, Aquel hombre ateo hasta ese día llegó a pensar. Jesucristo debió de vivir y sufrir a tope, pero todas estas personas hombres y mujeres que están en tan penosa subida, no se quedan atrás, hay que tener mucha fe, para agarrarte a esas imágenes y decidir subir esas escaleras empinadas del Barrio de Santa Cruz de Alicante, con el peso que deben de tener, se precisa corazón y sentimiento. Este hombre ya nunca olvidaría aquellos momentos que le hicieron pensar, mientras el sudor brotaba de aquellos cuerpos, que la mayoría debieran de ser de aquel Barrio, o por lo menos conocer esa verdadera historia de fe y sacrificio, quedando admirado de dicha subida por esas escaleras de ese Barrio ayer de marineros. Donde se divisa parte de esa encantadora ciudad. G X Cantalapiedra.