TENIA SOLO SEIS AÑOS
Era solamente un chiquillo, y mi padre me llevó en la bicicleta hasta El Colagón, lugar donde pastaban los toros bravos en su dehesa, sentí miedo, más el vaquero estuvo hablando con mi padre, eran conocidos, y nos dijo no se meten con nadie, las estacas y alambres eran de poca resistencia, más el vaquero o mayoral, les hablaba a los toros que me parecían grandísimos, y le hacían caso a sus palabras, Sentí aquellas fieras respirar casi a mi lado, y se movían muy poco, solamente comían la hierba de aquel prado cerca del Río Duero. Eran años donde la afición a los encierros campo a través, levantaba pasiones, los chavales de mi villa, jugaban en la Plaza de España, con unos cuernos amarrados a un trozo de madera, y la diversión estaba asegurada, había muchos jovenes que soñaban ser toreros, solo uno consiguió ese estimulo, Raúl Manrique, hermano del torero Jorge Manrique, que era compañero de colegio en mí misma clase, en aquellos tiempos o un poco después, fue donde a toreábamos a los burros míos en el patio de mi casa, con la manojera de sarmientos a tope, para ser el tendido o tablado de todas las chicas del barrio, y de los niños más pequeños, ya que yo tenía cinco hermanas, La fiesta estaba asegurada, la hacíamos el jueves por la tarde que no teníamos colegio, Mis padres no les agradaba nada mis juegos infantiles, más los burros me hacían caso total, y cuando les mandaba para la cuadra ellos quitaban sus orejas echadas para atrás, y se volvían normales, Burros de llevar niños donde hiciera falta, entonces se decía a la escuela. Esos recuerdos de mi infancia me alegra recordarlos, eran tiempos de mucha afición por los toros, en toda la comarca de Medina del Campo, donde se cantaba entonces, “Medina ya tiene tres toreros, El Cuco. El Cáliz, y el Hijo del Lanero”. La Seca también tuvo sus toreros, que habían sido la mayoría carniceros. El Toro del Sarmiento es una señal de lo que fue la historia taurina de este Valle llamado La Seca. G X Cantalapiedra.
Era solamente un chiquillo, y mi padre me llevó en la bicicleta hasta El Colagón, lugar donde pastaban los toros bravos en su dehesa, sentí miedo, más el vaquero estuvo hablando con mi padre, eran conocidos, y nos dijo no se meten con nadie, las estacas y alambres eran de poca resistencia, más el vaquero o mayoral, les hablaba a los toros que me parecían grandísimos, y le hacían caso a sus palabras, Sentí aquellas fieras respirar casi a mi lado, y se movían muy poco, solamente comían la hierba de aquel prado cerca del Río Duero. Eran años donde la afición a los encierros campo a través, levantaba pasiones, los chavales de mi villa, jugaban en la Plaza de España, con unos cuernos amarrados a un trozo de madera, y la diversión estaba asegurada, había muchos jovenes que soñaban ser toreros, solo uno consiguió ese estimulo, Raúl Manrique, hermano del torero Jorge Manrique, que era compañero de colegio en mí misma clase, en aquellos tiempos o un poco después, fue donde a toreábamos a los burros míos en el patio de mi casa, con la manojera de sarmientos a tope, para ser el tendido o tablado de todas las chicas del barrio, y de los niños más pequeños, ya que yo tenía cinco hermanas, La fiesta estaba asegurada, la hacíamos el jueves por la tarde que no teníamos colegio, Mis padres no les agradaba nada mis juegos infantiles, más los burros me hacían caso total, y cuando les mandaba para la cuadra ellos quitaban sus orejas echadas para atrás, y se volvían normales, Burros de llevar niños donde hiciera falta, entonces se decía a la escuela. Esos recuerdos de mi infancia me alegra recordarlos, eran tiempos de mucha afición por los toros, en toda la comarca de Medina del Campo, donde se cantaba entonces, “Medina ya tiene tres toreros, El Cuco. El Cáliz, y el Hijo del Lanero”. La Seca también tuvo sus toreros, que habían sido la mayoría carniceros. El Toro del Sarmiento es una señal de lo que fue la historia taurina de este Valle llamado La Seca. G X Cantalapiedra.