Buenos días...

Buenos días

El calor vuelve por la Cuna de Cervantes.

Hoy veo nuevos vecinos en el parque del colegio. Una pareja de ardillas. Veremos cómo socializan, no tienen buena fama:

"Era una mañana calurosa y doña Urraca estaba descansando en la rama de una encina; se sentía muy bien a la sombra y, para colmo de su dicha, sostenía en su pico un sabroso trozo de pan. ¡Qué contenta estaba!

¡Ah, esto es vida! – decía regodeándose, mientras parpadeaba con deleite y fruncía la nariz para, de este modo, poder oler mejor el manjar que poseía.

Entre tanto, doña Ardilla estaba al pie de la encina; sufría lo suyo y cavilaba la forma de arrebatarle el pan a doña Urraca. ¡Hum! Qué buena pinta tenía tan blanquito.

No tardó en encontrar una solución a su problema; conocía a doña Urraca y estaba al tanto de los puntos flacos de ésta, así que le dijo:

- ¡Oh, doña Urraca! ¡Cuánto hace que no le oigo cantar! ¿Qué le pasa? ¿Es que ya no conserva su hermosa voz de antes?

- ¡Sí, claro que sí! ¡Espere y verá doña Ardilla!

Doña Urraca, llevada por su vanidad, abrió el pico, pues de otro modo no podía cantar. En ese mismo instante, el pedazo de pan se le escapó y cayó al suelo. Doña Ardilla, muy atenta, se apoderó de tan suculento manjar en un santiamén, mientras decía a doña Urraca:

-Estas son las cosas que suceden por hacerse eco de halagos, cuando llegan de quienes dicen una cosa y hacen la contraria. No fiarse de cantos de sirenas