LA MARAVILLOSA JAULA DE ORO DE ÁNGELA, Literatura

LA MARAVILLOSA JAULA DE ORO DE ÁNGELA

Es la señora de Mendoza, cuando en realidad se llama Ángela de Vallehermoso. la mansión en la que habita es de su propiedad, heredada de su queridísima abuela. En esta casa de cuatro plantas, incluida la azotea, se agolpan los recuerdos familiares de su infancia y juventud. Nunca está sola.

Ella, de muy buena familia, se casó hace más de veinte años y ya cuenta con cinco hijos. Son su refugio, su verdadero hogar, a los que entrega todos sus más íntimos desvelos de madre. Y a cambio, la quieren con locura.

Pedro, su marido, era compañero de clase en la facultad. Se casó con él enamorada pero pronto se dio cuenta del gran error cometido. Tuvo un solo amor, según supo después. El primero y el único. Y de él conserva unas ajadas cartas a las que puso un lazo azul de raso. Toda su relación está ahí concentrada en unas cuantas líneas que lee y relee en la distancia de un tiempo que ya no existe y por lo tanto ya es infinito. No hay ya principio ni final. Está suspendido en el aire y esa es su particular forma de evasión del presente, del marido engreído, egoísta y avaro. Es sumamente tacaño, el señor Mendoza, después de la gran fortuna que sumó al casarse con ella.

Ángela se comunica con el pasado a través de unas cartas dirigidas a su queridísimo Sergio. Contesta una y otra vez a aquellas que en su día recibiera, de mil y una formas. Imagina todas las posibilidades frente a la respuesta que posee. Por eso su cárcel es llevadera. Su amado existe en algún punto del infinito. Se volatizó, y mientras, ella escribe, él lo va leyendo todo, y la mujer sabe que su gran amor está esperando en ese cielo luminoso donde caben solo dos. Su universo particular compartido en el silencio de cada noche.
Sus manos se van deslizando suavemente mientras escribe: "Querido Sergio... "