Tronaron los cielos;
centelleantes luces
llenaron el orbe
hiriendo las nubes;
y un líquido manto
-fuentes desbordadas-,
anegó mi vida,
encogió mi alma.
Cual rayo fugaz,
un intenso miedo
sacudió mi cuerpo,
frío como el hielo.
Temí que ya nunca
el sol reluciera,
que sentir sus rayos
fuera una quimera;
mas luego, febril,
me vi transportado
hacia un sol radiante
con calor humano.
Cuando desperté,
tras de las cortinas
el astro brillaba,
y las golondrinas,
cantándole al día,
miedos disipaban
con sus dulces trinos,
musical balada.
centelleantes luces
llenaron el orbe
hiriendo las nubes;
y un líquido manto
-fuentes desbordadas-,
anegó mi vida,
encogió mi alma.
Cual rayo fugaz,
un intenso miedo
sacudió mi cuerpo,
frío como el hielo.
Temí que ya nunca
el sol reluciera,
que sentir sus rayos
fuera una quimera;
mas luego, febril,
me vi transportado
hacia un sol radiante
con calor humano.
Cuando desperté,
tras de las cortinas
el astro brillaba,
y las golondrinas,
cantándole al día,
miedos disipaban
con sus dulces trinos,
musical balada.