>>>>>>Existe un enorme riesgo para la democracia cuando...

>>>>>>Existe un enorme riesgo para la democracia cuando se devalúa la palabra en las instituciones. En la política institucional quien toma la palabra no lo hace en nombre propio, sino en nombre de la ciudadanía que representa. La responsabilidad de la representación pública debería llenar de seriedad y argumentos cada discurso político. La democracia toma cuerpo en las instituciones donde la palabra es la herramienta y el diálogo es el método. Las palabras dan forma a las ideas políticas y nunca son inocuas: unen o excluyen, legitiman o deshumanizan, vertebran o rompen. La calidad democrática de nuestro país depende en parte del nivel del discurso político de quien toma la palabra, de cómo se expresa y a quién se dirige. Existe un peligro claro para la democracia si se vacían de contenido los conceptos, si se deslegitima al otro, si se deshumaniza o cosifica al adversario. Si despreciamos la importancia que tiene cada intervención pública de quienes nos representan y preferimos gracietas clamando por los focos a los argumentos políticos y los datos, la democracia se deteriora.

En los últimos días hemos escuchado a Pablo Casado apoyarse en información falsa, hacer demagogia y recurrir a expresiones soeces para hacer política. No es buena noticia para nadie. Casado ha tirado al barro su discurso político para intentar mantener una competición con la ultraderecha por el voto más reaccionario al tiempo que capta algunos minutos de atención mediática. Si esta es la oposición que nos espera los próximos meses, la ciudadanía tiene motivos para estar preocupada porque Pablo Casado no es cualquier político: es el líder de la oposición.>>>>>>>>

fuente: El diario. es