MITO DEMOCRÁTICO...

MITO DEMOCRÁTICO

-Con la democracia me ha sucedido como con la festividad de los Reyes Magos, que a la par que iba abandonando la edad infantil y me adentraba en otras personalidades más maduras y críticas, despojaba a tan bello acontecimiento de los ropajes de la ilusión y la fantasía, impulsado por la realidad acuciante y obligada de la madurez y del prurito del rápido abandono de la inocencia y candidez por mor de un escepticismo, positivismo y realismo fundado en la experiencia y la práctica, dejando al descubierto un rabioso y radical materialismo, vacio y hueco de contenidos emocionales y espirituales, destructor de anhelos y sueños, provocador de atrayentes y mitológicos cantos de sirenas en forma de objetos y cosas de abigarrados y sugestivos colores que produce inmediata insatisfacción una vez atiborrado el ansiado deseo y apetito del atracón apasionado y voraz de inmaterialidad, superficialidad e insubstancialidad.

-Decepción, frustración, burla y chasco me produce esta cosa llamada democracia que ignorante de mí, impera y me oprime con mi sufragio a pesar de que en infinidad de ocasiones, en acto íntimo de contrición y arrepentimiento, me prometí no dejarme seducir por la cantos de promesas falaces, engañosas y seductoras de buhoneros, mercachifles y trujamanes, ofreciendo su género y mercadería en las ágoras del mercado persa en la práctica desaforada y desmedida del chalaneo.

-En un acto de arrepentimiento y remordimiento, no sólo por el amor y consideración que me tengo, sino también por las consecuencias negativas que el cumplimiento del llamado, dicen, “deber ciudadano”, pudieran ocasionarme como ciudadano, algunas de las cuales ya noto sus nocivos efectos, he decidido mientras esta cosa no varíe, no emitir mi voto, para mí sagrado, como un cheque en blanco y que ello dé lugar a feriantes y quincalleros errantes a mangonear, manipular, trapichear, gorronear y mamonear a su libre albedrío con el intercambio y venta de ideologías de intereses partidistas. Aplican el principio de reciprocidad “do ut des”, que más bien es de soborno y chantaje, absorbiendo el pensamiento y el criterio a través de la tergiversación y variación de la definición de los conceptos y las palabras, --práctica de gobiernos dictatoriales--, con proclamas eufemísticas, sofismas y mentiras en los medios de comunicación. Hay un libro excelente, al respecto, de recomendada lectura titulado “ Lingua Tertii Imperii” (LTI) del judío Víctor Klemperer, lengua que el Tercer Reich implantó en el vocabulario oficial y popular para adoctrinar a las masas en el ideario nacionalsocialista y que para ello se creó el Ministerio de Propaganda dirigido por el asesino y siniestro Goebbels.

-Existe el principio que, todo pueblo tiene derecho a equivocarse, pero también, y a su vez, a rectificar y no permanecer tozuda, obstinada y constantemente en el error. Cuanto más inculta es una sociedad, más fácil es de manejarla y usarla y ello es una verdad irrefutable. ¿A quién le interesa una sociedad así? A los políticos comprometidos con la venta del país, con el trapicheo y compraventa de votos y voluntades, con la prevaricación, con la información dirigida y manipulada, con actos fraudulentos, con nepotismo, con la justicia politizada, connivente y tendenciosa, con la corrupción, con la mentira como idea, principio y religión únicos, como….. etc, etc, etc.

-A la pregunta de algún participante sobre qué es democracia y su existencia, otro le responde: “ ¿NO VOTAS CADA CUATRO AÑOS?”. Respuesta llena de una profundidad vacía, simpleza en la definición y carente de todo razonamiento convincente. Nuestra generación no ha inventado la democracia y nadie está autorizado para expender, expedir y conceder licencias, visados y autorizaciones democráticas. ¿Acaso no han existido el respeto, la comprensión, la consideración, honradez, dignidad, integridad y su práctica antes de ahora? Entonces ¿por qué y en base a qué principios emitieron juicios, sentencias y críticas a cerca de la democracia, en sus diferentes vertientes, ilustres y sabios pensadores, como Pericles, Aristóteles, Platón, Tucídides, Juvenal, Tocqueville, Lope de Vega, Shakespeare, Juan de Mariana, Abraham Lincoln, Winston Churchill, etc. etc., tan distantes entre sí en el tiempo y en el pensamiento? ¿Qué pensarían de este engendro y aberración actuales de democracia y cómo lo definirían?

- Comparto totalmente los escritos y reflexiones de C. Viñas y de Edu de 25-01-10.

Saludos.
Rafael.-