Juan Luis Cebrián, purgado de El País, dice en The Objective que "sabemos que siempre ha habido y habrá gobernantes que se prestan a su modo a combatir el «pernicioso poder» de los periódicos. Un poder, según nos dicen, «capaz de crear un determinado ambiente de opinión… y una mixtificación completa de las aspiraciones y tendencias en el sentir de la comunidad. En el transcurso de pocos días sabían hacer de una cuestión insignificante una cuestión de Estado… Esta es la chusma que en más de las dos terceras partes fabrica la llamada opinión publica». Escritas estas frases hace casi un siglo parecen de rabiosa actualidad (...) Pero tenga cuidado el lector si las escucha: pertenecen al capítulo tercero de un famoso libro firmado por el puto amo de la máquina del fango en la Alemania de preguerra: Adolf Hitler". No nos sorprende lo más mínimo. Estamos viendo en España un fenómeno parecido a la Alemania de Hitler. Un líder aclamado por una masa que le sigue y le vota haga lo que haga, mienta como mienta y unos medios de comunicación convertidos en máquinas del fango sanchista.