Qué hubiera sido de Juan Ramón sin su mujer Zenobia Camprubí?
Poema libre
Qué alegre goce recordar sus manos
de blanca mariposa aleteando etérea
sobre los gladiolos!
Me torno niño al respirar su poesía,
me contagio del amor al jardín
tan pleno del color de la esperanza.
¡Gratos recuerdos de afrodisíaco perfume en la nívea almohada
bordada en azul seda!
¡Cómo admiraba su imagen reflejada en la ventana
al atardecer del trópico!
Me pregunto si suspira la brisa, el lucero, todo,
por su ausencia.
Mis pies no se aferran al suelo, porque la busco
más allá de las estrellas.
¡Cómo me pierdo en prohibidos paraísos
al recordar los pliegues de su falda por el céfiro henchidos!
Su música dormita en la ausencia
que apaga mi vida.
¡Qué goce alegre, ver el piano,
tornado en triste recordando sus manos y su rostro,
extasiado en sublimes acordes!
Mis labios no obedecen cuando quiero besar el lienzo,
mis brazos no responden cuando quiero abrazarla.
Noemí.
Dedicado a la esposa de JR Jiménez.
Poema libre
Qué alegre goce recordar sus manos
de blanca mariposa aleteando etérea
sobre los gladiolos!
Me torno niño al respirar su poesía,
me contagio del amor al jardín
tan pleno del color de la esperanza.
¡Gratos recuerdos de afrodisíaco perfume en la nívea almohada
bordada en azul seda!
¡Cómo admiraba su imagen reflejada en la ventana
al atardecer del trópico!
Me pregunto si suspira la brisa, el lucero, todo,
por su ausencia.
Mis pies no se aferran al suelo, porque la busco
más allá de las estrellas.
¡Cómo me pierdo en prohibidos paraísos
al recordar los pliegues de su falda por el céfiro henchidos!
Su música dormita en la ausencia
que apaga mi vida.
¡Qué goce alegre, ver el piano,
tornado en triste recordando sus manos y su rostro,
extasiado en sublimes acordes!
Mis labios no obedecen cuando quiero besar el lienzo,
mis brazos no responden cuando quiero abrazarla.
Noemí.
Dedicado a la esposa de JR Jiménez.