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Muchas gracias Doña Ana
por la ocasión que me brindas
de dar mi humilde opinión
a este montón de mentiras
que sobre ella se vierte
por los medios más falaces
del territorio español,
que de todo son capaces.

Es la caja de mi vida
que desde los diecinueve
me recibió en su seno
siendo yo un joven imberbe
pero con gran ilusión
maduré y me convertí
en un buen profesional
que toda mi vida fui.

Con mi trabajo y esfuerzo
dentro de esta entidad
yo formé una familia
que es digna de admirar.

Ya desde su fundación
esta caja cordobesa
hizo una labor social
regentada por la Iglesia,
en su zona de actuación
que era la envidia de extraños,
siendo el motor impulsor
a lo largo de los años.

Al llegar a presidente
un cordobés de la sierra,
la caja tomó un impulso
y rebasó la frontera
de las tierras andaluzas
buscando a los paisanos
que habían salido fuera
a trabajar como enanos
y ofrecerles sus servicios,
su calor y su alegría
para ayudarles en todo
lo que la caja podría.

También hubo una fusión
con la Caja Provincial
con distinta fundación
en la misma capital
y aumentó su poderío,
también su obra social
pero la envidia es muy mala
y hubo que claudicar
a la nueva ley de cajas
que la Junta preparó
y el consejo de gobierno
de granujas se llenó.

De ayuntamientos y Junta
había representación
y si faltaba alguno
también la diputación.

La burbuja del ladrillo
reventó en mal momento
llevándose por delante
lo que estaba bien derecho.

Pero había otro problema
que la caja huele a Iglesia
y eso hay que reventarlo
de la manera que sea
y comienza a desatarse
el acoso y el derribo
de los medios de informar
que lo hacen con ahínco
y siembran el malestar
donde jamás lo había
sembrando la confusión
con mucho rencor e ira.

Por naturaleza son
entidades muy sensibles
a informaciones contrarias
que salen de lenguas viles
y la han debilitado
con una sola intención,
que tenga que entran forzada
por estrecho callejón.