Nos preparamos para decidir en las urnas la identidad de quienes han de gobernar el país, Tribuna libre

Nos preparamos para decidir en las urnas la identidad de quienes han de gobernar el país.
Es obvio que cuando la política se revela incapaz de suprimir el hambre, es la violencia la que hace las cosas de tal manera que a quien se suprime es al hambriento.
Yo nunca he creído que los hombres se enfrentan motivados a la lucha por sus ideas, salvo en el caso de que esas ideas vayan asociadas a cosas materiales, entre ellas
Dando publicidad, con los mítines de un tipo encaramado en un templete a la intemperie a su partido. Sólo se necesita que surja la figura carismática que concite la simpatía
general de los hambrientos, el individuo flaco, astigmático y brillante que convenza a los desheredados de que ha llegado el momento de sustituir la resignación por la lucha

¿Estamos lejos de eso? Yo no lo creo. Se dirá que el mundo no es el que era cuando estallaron las grandes guerras y que la generalización de ciertos principios morales y culturales garantiza una reacción educada de la gente que sufre.
¿Estamos seguros de eso? Yo no diría tanto, mis presentimientos me dicen que la Historia está plagada de sublimes momentos de hambre, inteligencia y amargura en los que alguien le demostró al mundo que la tierra es más fértil después de que la haya removido durante algún tiempo una guerra