Pues mira José, me sucede lo mismo: "Por los caminos que transito VEO como muchos sufren.
-La muralla a cruzar, es alta, ancha y larga, tanto que no tiene fin... para muchos, mientras otros, la crean y suben a lo alto por escaleras de oro. Yo te la dibujo, y me temo que existe desde que el mundo es mundo.
Al pie de dicha muralla, hombres suplicantes, no son escuchados por sus "hermanos". Habitan en chabolas, justo a los alrededores, de lujosas, moles de cemento que encierran todos los lujos, Al día de hoy, mientras tanto, hermosas catedrales son visitadas, (ya no se construyen, tal vez porque son muy caras) por multitud de fieles y multitud de curiosos, que se extasían unos, por su construcción, a todas luces fantástica, llena de grandes lujos, bien cuidadas.
Mientras otros pasamos observamos, y si entendemos algo de piedras mudas pero que hablan, su lenguaje es triste: Los maestros canteros, labrando la piedra aparecen. la multitud de obreros, mal nutridos, acarreando piedra, también, soltando en el polvoriento suelo, sudor y lágrimas.
En la puesta, se suelen encontrar los que piden limosna y lo necesitan y los que tal vez no,.
En cualquier caso, muchos fieles, yo diría casi todos, van pasando en silencio, sueltan unas monedas acá y allá y murmuran unas oraciones. Vuelven a detener sus pasos, en otra muda estatua, y hacen lo mismo que en la anterior, y después del recorrido salen con el resto de los visitantes, y ni al mendigo ciego, ni al que le falta un brazo... solo una mirada de reojo, y apretan el paso y se pierden entre la multitud, que al final parecen todos iguales. Y te preguntas ¿quien de estos se aproximará a las chabolas, donde una persona mayor, en la noche con algún niño ya crecido, se acerca a los contenedores, para recoger, aquello que han arrojado los de la escalera de oro.
Y piensas mas, que muere un niños, dos, tres o mas, a cada segundo, y muchas madres gimen el la noche, de frío y hambre y hasta paren de cualquier manera.
Esos son los dibujos reales, sin contar, a muchas personas solas que merecen ser visitadas, para que se les alumbre una sonrisa.
Una vez esta alumbrada, se sienten un poco mas felices. pero te alejas... te alejas muy convencido de que se quedan pensando, en que en ese dios que creen, no se ocupa de todos los "hermanos" de la misma manera.
Y brilla de su multitud de luces la ciudad entera; Y dentro de ella, se ríe llora, reina la soledad, el silencio y el ruido, mientras, en alguna parte, ruge el viento frío, en las noches largas de invierno... mal calzados, mal nutridos, se aprecia en algunas cálidas mañanas a chiquillos que rien descalzos, jugando en el barro.
Lleghas a tu casa, te acomodas en un sillón, das a la tele, lees el periodico, ves el futbol y...! Es hora de comer! -Grita alguien dentro de la casa mas o menos confortable y que mucho sudor costó darse esta comodidad.
Y te sientas a la mesa. Y tienes de sobra para satisfacer tu estomago. Y ni el Madrid ni el Barcelona que se enfrentan, te hacen olvidar, que en alguna parte alguien está al pie de la escalera de oro.
Saludos.
-La muralla a cruzar, es alta, ancha y larga, tanto que no tiene fin... para muchos, mientras otros, la crean y suben a lo alto por escaleras de oro. Yo te la dibujo, y me temo que existe desde que el mundo es mundo.
Al pie de dicha muralla, hombres suplicantes, no son escuchados por sus "hermanos". Habitan en chabolas, justo a los alrededores, de lujosas, moles de cemento que encierran todos los lujos, Al día de hoy, mientras tanto, hermosas catedrales son visitadas, (ya no se construyen, tal vez porque son muy caras) por multitud de fieles y multitud de curiosos, que se extasían unos, por su construcción, a todas luces fantástica, llena de grandes lujos, bien cuidadas.
Mientras otros pasamos observamos, y si entendemos algo de piedras mudas pero que hablan, su lenguaje es triste: Los maestros canteros, labrando la piedra aparecen. la multitud de obreros, mal nutridos, acarreando piedra, también, soltando en el polvoriento suelo, sudor y lágrimas.
En la puesta, se suelen encontrar los que piden limosna y lo necesitan y los que tal vez no,.
En cualquier caso, muchos fieles, yo diría casi todos, van pasando en silencio, sueltan unas monedas acá y allá y murmuran unas oraciones. Vuelven a detener sus pasos, en otra muda estatua, y hacen lo mismo que en la anterior, y después del recorrido salen con el resto de los visitantes, y ni al mendigo ciego, ni al que le falta un brazo... solo una mirada de reojo, y apretan el paso y se pierden entre la multitud, que al final parecen todos iguales. Y te preguntas ¿quien de estos se aproximará a las chabolas, donde una persona mayor, en la noche con algún niño ya crecido, se acerca a los contenedores, para recoger, aquello que han arrojado los de la escalera de oro.
Y piensas mas, que muere un niños, dos, tres o mas, a cada segundo, y muchas madres gimen el la noche, de frío y hambre y hasta paren de cualquier manera.
Esos son los dibujos reales, sin contar, a muchas personas solas que merecen ser visitadas, para que se les alumbre una sonrisa.
Una vez esta alumbrada, se sienten un poco mas felices. pero te alejas... te alejas muy convencido de que se quedan pensando, en que en ese dios que creen, no se ocupa de todos los "hermanos" de la misma manera.
Y brilla de su multitud de luces la ciudad entera; Y dentro de ella, se ríe llora, reina la soledad, el silencio y el ruido, mientras, en alguna parte, ruge el viento frío, en las noches largas de invierno... mal calzados, mal nutridos, se aprecia en algunas cálidas mañanas a chiquillos que rien descalzos, jugando en el barro.
Lleghas a tu casa, te acomodas en un sillón, das a la tele, lees el periodico, ves el futbol y...! Es hora de comer! -Grita alguien dentro de la casa mas o menos confortable y que mucho sudor costó darse esta comodidad.
Y te sientas a la mesa. Y tienes de sobra para satisfacer tu estomago. Y ni el Madrid ni el Barcelona que se enfrentan, te hacen olvidar, que en alguna parte alguien está al pie de la escalera de oro.
Saludos.