Los bulos de la extrema derecha: cómo desinforman y...

Los bulos de la extrema derecha: cómo desinforman y cómo reaccionamos (2/3)

La ultraderecha utiliza un sinnúmero de engaños en su propaganda e introduce su propia propaganda en los medios y en las redes sociales con la finalidad de desestabilizar, ya que pretende polarizar a la sociedad para, entonces, convertir así el debate político en un debate sectario que favorece a sus representantes. Los propagandistas de la ultraderecha son especialistas en la propagación de bulos y mensajes partidistas, por eso no basta con detener su propagación sino que hay que invertirla, confrontarla con la verdad y argumentarla con datos precisos e irrebatibles. Así es como se combate a la extrema derecha, desmontando sus primitivas ideas con datos y argumentos.

Todos nos indignamos cuando nos llega un bulo de extrema derecha, cierta información que falta a la verdad y que no es honesta exponiendo datos o hechos. La dinámica de la comunicación de la extrema derecha se apoya en una deshonestidad brutal y en un sesgo claramente partidista que trata de polarizar a la población, dando su propia versión de los hechos. La ambigüidad también es un recurso muy común en mensajes de extrema derecha, lo que lleva a no comprender correctamente el mensaje e implica que no siempre las personas que difunden sus mensajes se consideran de dicha ideología. A veces los difunde como verdaderos gente que es neutral o incluso de ideología contraria.

El principal problema que tenemos actualmente es que muchísima gente no sabe identificar la ideología que hay detrás de sus mensajes, se cree estos bulos y los reenvía a su círculo más cercano. Esta gente no reenvía entonces a sus más allegados estos a los suyos, así sucesivamente, lo que resulta en una gran cantidad de gente siendo manipulada. Precisamente por esto es necesario que la gente canalice dicha información y enfrente los engaños con datos y argumentos.

Cuando recibimos una noticia falsa o un vídeo cuyo mensaje identificamos como ultraderechista tenemos dos opciones: ignorarlo, permitiendo que quien nos lo ha enviado siga difundiéndolo entre sus contactos y propiciando así que la extrema derecha se retroalimente y vaya ganando el debate político, o enfrentarlo, diciendo a quien nos lo ha enviado “Mira, esto que estás pasando es mentira por tales motivos y aquí tienes los datos que los corroboran”, asegurándonos de que esa persona entiende el error, y pidiéndole que lo desmienta a quienes lo haya enviado. Es fácil decir “Paso, lo ignoro porque sé que esto es mentira”. Quizá sepamos que algo es mentira pero la persona que nos lo ha enviado lo haya reenviado también a otras 10, 20 o 30 personas que no lo sabrán si no hacemos un pequeño esfuerzo y se lo explicamos. Si dejamos que estos mensajes sigan corriendo por la Red por miedo a contrariar a quienes conocemos, o a “perder el tiempo”, estamos contribuyendo a que cada vez más gente se crea los bulos de la extrema derecha y a que esta siga creciendo.

Si alguien envía o reenvía un mensaje pero al momento recibe otro diciendo que lo anterior es mentira, y los motivos, quien difundió el bulo se lo replantea: se genera en esa persona un debate interno, una dualidad, va pensando en ello. Los acólitos de la extrema derecha, sus fieles subordinados, convencen fácilmente a la gente que se considera neutral. Sus mentiras tienen las patas muy largas si no son descubiertas, por eso quienes sean capaces de reconocerlas tienen la responsabilidad de hacerlas ver a las personas de su entorno.

El terreno de juego de los bulos son las redes sociales y la extrema derecha aprueba con nota; las manejan con destreza y a su antojo, utilizando las vulnerabilidades de las redes en su favor: crean cientos, miles de bots —cuentas falsas que publican comentarios automatizados— que, aparentando ser “personas reales”, difunden odio y mentiras de cara a los demás usuarios. También crean hashtags —palabras clave o temas de conversación—, donde sus comentarios automáticos se entremezclan con otros de “gente real” para crear confusión, manipular la información y manipular la opinión.

La extrema derecha maneja muy bien las redes, por eso hay que denunciar sus mensajes, desmentirlos y trabajar en ello. Cuando publicaron un tuit sobre que supuestamente Manuela Carmela había conseguido un respirador para su domicilio tuvo que salir ella misma a desmentirlo públicamente y denunciarlo. ¿Por qué lo hizo? Ella lo denunció porque de no haberlo hecho todo el mundo se habría creído ese mensaje y se habría generado una alarma social del tipo de “Mira lo que hace Carmena” o “Qué mala es Carmela”. En cambio, Carmena no se calló; no lo dejó pasar. No podemos dejar que estos bulos se propaguen y que se genere y crezca la alarma social.

Un claro ejemplo de manipulación que se utiliza es encabezar un mensaje con “Esto es lo que no sale en los medios” o “Esto es lo que los medios no quieren que veas”. Luego te das cuenta de que ha salido en Antena 3, en El País y el Telecinco. La manipulación consiste en que la reacción instantánea e ingenua de nuestra mente es pensar “Uy, a ver qué es” porque crea una sensación de tener ante nosotros una información secreta que alguien pretende ocultar, por eso mucha gente es víctima de la teoría de la conspiración y tiende a creerse ese mensaje. Al mismo tiempo, la frase de que “no sale en los medios” da a entender que por más que lo busques no lo encontrarás, ya que los medios no quieren que lo sepas: esta es otra manipulación implícita que lleva a pensar que no puedes comprobar la veracidad de esa información pero que si existe es porque es verdad, por tanto la debes creer sin comprobarla. Simplemente se está manipulando la realidad para hacerte creer un mensaje falso, dándote una sensación de privilegio para que te sientas importante por conocerla, la creas sin comprobarla y la difundas sin reparo.

Han mentido en gráficos, en infografías, en noticias, en fotos, en memes… Hay mucha información falseada pululando por las redes gracias a que la extrema derecha crea muchas cuentas falsas y la propaga muy fácilmente. Así es como consiguen desestabilizar a las instituciones y hacer que muchas personas se conviertan en sus adeptos, tal vez no considerándose a sí mismos ultraderechistas como tal pero sí propiciando que coincidan con algunas de sus ideas. Es extremadamente sencillo desestabilizar a cualquier institución o dañar públicamente a cualquier persona: se crea una noticia falsa o fake new, se propaga por miles de bots o todas las cuentas falsas, miles de personas ingenuas la replican y al cabo de unas horas o de varios días este objetivo ha quedado dañado. La única respuesta que puede paliar su crecimiento es pensar “estáis intentando calumniar, desestabilizar. Estáis manipulando pero no vamos a consentir que esto pase, no vamos a permitir esas conductas ni a dejar que queden impunes. Hemos comprobado en fuentes fiables que esto no es cierto y vamos a explicar con argumentos y datos por qué esto es mentira” y actuar en consecuencia.