En la monición de entrada de la misa del Tercer Domingo de Adviento, San Pablo, a través de la carta a los Filipenses, nos doce: "Estad alegres, estad siempre alegres...". Y en efecto, la cercanía del nacimiento de Jesús, nos hace vibrar de alegría.
No nos dejemos confundir por aquellos que siempre tienen malos pronósticos, y que tienen su esperanza perdida. Nosotros no; en la espera de Jesús estamos alegres y con toda nuestra esperanza.
No nos dejemos confundir por aquellos que siempre tienen malos pronósticos, y que tienen su esperanza perdida. Nosotros no; en la espera de Jesús estamos alegres y con toda nuestra esperanza.