Y, con la voracidad que dan los pocos años unidos a un viaje de muchas horas de tren, cayeron con energía determinación sobre todos los manjares.
Pero entre bocado y bocado, advirtió de repente uno de los dos:
-Cuidado no te empapices, que ya son las siete y creo que aquí se hacen las comidas antes que en España.
-Tienes razón, que estos embutidos me gustan poco y conviene reservarse para la cena.
Y se levantaron de la mesa dejando aquel banquete a la mitad.
Foto: Plaza de la Inmaculada, después ... (ver texto completo)
Pero entre bocado y bocado, advirtió de repente uno de los dos:
-Cuidado no te empapices, que ya son las siete y creo que aquí se hacen las comidas antes que en España.
-Tienes razón, que estos embutidos me gustan poco y conviene reservarse para la cena.
Y se levantaron de la mesa dejando aquel banquete a la mitad.
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