! PUES CLARO ANGEL cosas parecidas nos sucedieron a...

POR AQUÍ ANDAMOS MIS AMIOGOS... Amigos siempre, no vaya a ser que se me diga que no y me ponga triste como de sucedía de niño, cuando "los reyes venían y pasaban de largo frente a mi ventana"Al día siguiente, al niño qua afortunado al que llenaron sus zapatos (tenía zapatos, yo alpargatas de esparto) ni tan siquiera me permiría jugar con su juguetes. pñopr que decía eran suyos y porque hasta osó decir uno de aquellos niños, que los niños pobres ean castigados por díos. Yo me lo creí y me fuí a llorar a un rncón, donde e sorprendió mi abuela y pasando sus dedos rugosos por mi alborotada cabelleza me dijo: VWNDRÁN ESTA NOCHE SEGURAMENTE, YA LO VERAS. En wefecto. a la mañana en mis alpargatas había yna peonza nuevecita, (cosa curiosa, en la tienda a escasos metros de mi casa las vendían identicas) Me puse a pensar que mi abuela rondó el gallinero toda la tarde, y al anochecer la vi acercarse a la tienda.. Hasta ahí creí en los reyes magos, que no fueron otros que el delantal verde con rayas blancas de mi abuela, y alguna gallina que pese al fría se digno contribuier a los deseos de un niño.
El niños que me dijo que los pobres no tenían derecho a ·reyes magos" c reció y murío pobre. Un cierto "cuento" de navidad, que escribo casi 75 años después.
! Felicidades a todos amigos!

¡Hola Libertad! Lo que a ti te sucedió nos pasó a muchos. Mira, yo estudiante de bachiller iba al colegio en ZAPATILLAS DE PAÑO. No sabía que era tener unos zapatos. Eso nos ocurría a muchos chicos y chicas. Las zapatilla tenían dos tiras donde una de ellas venía con un ojal y la otra con un pequeño botón. No eres el único en pasar calamidades, a todos nos toco una buena parte. Y de comer... vamos a dejarlo en el recuerdo.

Un saludo.

! PUES CLARO ANGEL cosas parecidas nos sucedieron a muchos, solo que algunos calzábamos albarcas, i en esta época recogíamos aceitunas. Y sin libros.
Y escardábamos trigos,, juraría que desde que desaparecieron los ladridos de fusiles. Y sin escuela.
Y en junioo, ya doraban las espigas, y había que agacharse en los rastrojos, casi sin pan, sin escuela y sin libros
Y asi hasta que por fin un día llegaron esotos (los libros9 y algo si que me enseñaron que el mundo esá lleo de perversidades, pero que también hay hombres buenos.
Casi la mitad de lo qe ganaba, me costó llegar a aprender algo, en el madri aquel donde aún relucían las cartillas de racionamiento. Y sin derecho a votar.
Saludos.