De inmediato volvió otra vez a la Argentina para seguir...

De inmediato volvió otra vez a la Argentina para seguir trabajando como hasta entonces. Permaneció en el partido de Necochea hasta el año 1898, época en que se radicó en el partido de Juárez, arrendando una fracción de campo en "La Invernada" continuando con la explotación de hacienda lanar, ahora en mayor escala. Su perseverancia y la vigilante atención que ponía en todos los detalles de la marcha de su establecimiento, fueron factores que determinaron su progreso, de tal manera que cinco años después estaba en condiciones enormemente superiores a las iniciales, adquiriendo en 1903 una extensión de 670 hectáreas de campo, en el sitio en el que en la actualidad se levanta el establecimiento "San Luciano".

Para esa época su hogar se había visto ennoblecido por el nacimiento de seis hijos: los dos mayores en el partido de Necochea y los otros cuatro en el partido de Juárez. Celoso de su educación y queriendo arraigar en su espíritu el amor a la madre patria, se trasladó con su familia a España donde poco tiempo después nacía el menor de sus hijos.

Desde entonces consolidado definitivamente su capital, se dedicó a la educación de sus descendientes con ese cuidado y firmeza propios de la austeridad de su carácter, criándolos en un ambiente de sanas y rígidas costumbres. Conservando su residencia permanente en España, realizaba frecuentes viajes a la Argentina, donde había dejado un administrador de amplia confianza al frente de sus intereses que, identificado por entero con las directrices impuestas a la explotación por don Luciano Taladríz, desempeñaba sus funciones en la forma más estimable y acertada.

Sus actividades afianzadas año tras año le permitieron en 1915 adquirir otra fracción de campo, lindera con la comprada anteriormente, también de 670 hectáreas, haciendo en esa forma un total de 1340.

A la vez que sus intereses en América se multiplicaban, don Luciano Taladríz se dedicaba en España al comercio, instalando en el pueblo de "La Magdalena", en la provincia de León una casa de hospedaje, que pronto adquirió sólido prestigio.

Colocado por su propio esfuerzo en condiciones económicas superiores don Luciano Taladríz pudo poner en evidencia en beneficio colectivo la generosidad de sus sentimientos ayudando a los vecinos del pueblo que las circunstancia colocaba en situación difícil. Ese generoso comportamiento, la rectitud y la honradez que dejaban traducir todos sus actos y la bondad de su carácter le granjearon la estimación y el respeto de todos sus vecinos, que sabían apreciar las virtudes del hombre, que sin vanos alardes, hacia el bien impulsado por sanos sentimientos de confraternidad humana.