De Pérez Carbonell...

De Pérez Carbonell

"BUENISMAS" PALABRAS.
En mi tierra, Albacete, a lo muy bueno le adjudicamos el calificativo de "buenismo", con su femenino adjunto. Y este es el caso de Ione Belarra, tras su segunda y muy emotiva soflama contra el envío de armas a Ucrania. Buenismas palabras, las de esta señora. Y bendito infantilismo, el de Podemos, invidente voluntario y entusiasta de la lluvia de bombas y metralla que se incustra en carne ajena. Primero, la diplomacia, dicen; luego, las armas. Cincuenta y ocho dias de horror nos contemplan, lumbreras, y nada hace pensar que el fascista criminal Putin ceje en su empeño de dominar toda la costa, desde Dombás hasta donde el nuevo Zar pierda su egregia vista.

Yolanda Diaz nos echa una mano a todos aquellos que pensamos que lo de la otra mejilla está muy bien oirlo decir desde un púlpito, pero sin rebasar la línea facilona de la demagogia infantil. Nos habla, claro, de la realidad: guerra injusta y criminal y agresión ilegítima que vulnera el derecho internacional. Menos mal que Yolanda, ese pedazo de ministra, ha salido de la izquierda más allá del PSOE. De otra forma, de ser otros sus orígenes, la portavoza de Podemos estaría pidiendo la guillotina para Pedro, Juan y la virgen Santa. Menuda es ella de roja, demócrata y tal. Sin embargo, ¡qué cosas!, el presidente de Ucrania agradece, con lágrimas en los ojos, la llegada desde Occidente de esa ayuda armamentística para hacer frente a la barbarie de Putin. Distintos puntos de vista. Uno, desde el "buenismo" almibarado de quien ve el conflicto como una cuestión de crucigrama; otra, desde la perspectiva del agredido, harto de enterrar a sus muertos.

Me recuerda este episodio a la polémica internacional que suscitó nuestra guerra civil del 36. Ese "buenismo" hizo que la República tuviera solo la ayuda militar de Stalin, mientras el rebelde Franco contó con Italia, Hitler y el señor Henry Ford. Los resultados no hace falta recogerlos aquí: las cunetas hablan por si solas."
Cincuenta y ocho días de horror --insisto-- muerte, injusticia y soberbia fascista nos contemplan, señora Belarra. La ministra de defensa, Margarita Robles, ha estado oportuna: vaya a convencer a Putin, antes de criticar el envío de armas a Ucrania. Estamos de acuerdo. Cuando las buenas intenciones son inoportunas, momentos antes de convertirse en memez, lo recomendable es la consabida cremallera bucal, de venta en farmacias y tiendas del ramo, tan poco conocida en esa parte de la "izquierdita valiente" que todavía capitanea el "amado lider", desde el exilio de su irrelevancia.

¿El caso es distinguirse, señora Belarra? Va a ser que si. Esa es la escuela y ese el dogma. Apaguemos el fuego a soplidos, desde casa, que ya vendrán los "malos"con sus bidones de gasolina para ayudar a los pobres ucranianos. Como si la buena voluntad no fuera suficiente para pararle los pies al sátrapa del KGB... Hombres y mujeres de poca fe, donde esté una buena homilia podemita, que se quite un carro de combate de cuarenta toneladas. Es que no hay nada como estar en el secreto de la sabiduría. ¡Bastante sabrá esa Robles, esa pobre del PSOE!

Pues, si; hace más de ochenta años en Europa discutian el envio o no de armas a la II REPÚBLICA. Mientras, Franco cruzaba el estrecho con la ayuda de la Legión Cóndor; Ford, le proporcionaba camiones para el transporte de tropas al frente de Extremadura, y Mussolini se encargaba de que el Mediterráneo fuera fascista e impermeable a la ayuda republicana. ¿No se comentan estas cosas en Podemos, señora? La solidaridad, querida demagoga, no tiene fecha de caducidad y no es nominativa. Al contrario, es portadora de una etiqueta en blanco, donde puede escribirse la dirección de quien más lo necesite. Así que, haga el favor de seguir el consejo de la ministra. Acérquese a Moscú y convenza a Putin de que no sea tan borde. Cuando vuelva comentamos el resultado de esa conversación, y nos echamos unas risas, y tal.