Y A VUELTAS CON LA ILUSIÓN

Cuando algo se hace con ilusión y ganas de que salga, suele salir bien. Es que tu pones de tu parte todo lo bueno y el resultado se traduce para unos en buena suerte, para otros en fatalidad, buena o mala.
Me sucede muchas veces eso. Tener suerte. Y sobre todo si se trata de ir a cantar o hacer algo que me gusta.

Me pasó el día que fuimos a Briviesca. No me esperaron pero aquí había una persona que me llevó a donde yo tenía tantas ganas de ir. Y no solo iba a cantar, sino a reflejar la actuación del día en la prensa. Sin haberlo dicho de antemano porque era una corresponsal que iba a otro terreno y nunca me he entrometido en la labor de otros.
Pero coincidió que allí, porque lo pregunté, no había corresponsal de mi diario ese día; y por tanto en un acto tan importante la responsabilidad era solo mía. Si quería, o no dar parte del acto. Que ni sospechaba que la plaza estaba libre.

Por si acaso, se mira, se pregunta y luego se envía. Y me salió a pedir de boca. De principio a fin. Aunque no me esperaron llegué a tiempo porque tenía cosas importantes que hacer, las hice y di fe de ello. Al día siguiente salía la noticia publicada.

Lo mismo en el último recital de Villadiego, llegué a tiempo porque la suerte o las ganas de llegar eran muchas. Y ocupé mi lugar que me fue reseñado con anterioridad y porque me preocupé personalmente de saberlo con antelación:

-Estíbaliz, ¿dónde nos vamos a colocar?, que siempre improvisamos y tenemos que saber el lugar exacto para no dar la nota.

Ella me lo dijo de víspera y yo ocupé ese sitio. Es todo muy fácil si se trata de hacer las cosas medidas, con tiempo, y sin dar lugar a errores.

Ya no había lugar para hacer una crónica al uso, y entonces ideé la mía propia como os contaba el domingo. No todo te tiene que venir del exterior, sino de tu propia iniciativa. Al menos así he actuado siempre, sin tener, en la mayoría de los casos, nada seguro, pero por si acaso... escribir y escribir.

Un saludo