LAS UTILIDADES DE UN VIEJO MORTERO
Lo normal es que sirva de adorno el mortero de mi
abuela - que me lo adjudiqué yo. Yo lo quiero pues contiene cantidad de recuerdos buenos y
dulces - y siendo de una abuela, contiene a la otra. Tan distintas, tan iguales, tan dulces, tan ariscas...
Ellas solían machacar nueces peladas y hacer una pasta con ellas añadiendo miel. Pues como eran mayores, ya no tenían casi dientes. A las pobres se les fueron cayendo con tantos hijos como tuvieron y lo poco que se pudieron cuidar nunca. Y los mismos, cinco cada una.
De diez hijos, solo quedan dos: una hija y un hijo de cada abuela. Mi padre y mi tía, a la que tanto me parezco yo- que siempre me confunden y me dicen:" Tu eres de Domi". Y les tengo que decir siempre que no, que soy de Leo.
Para tapar los caracoles, no hay nada como el viejo mortero de las
abuelas. Y hasta para hacer un bizcocho en forma de rosca, también lo he utilizado pues la tapa estaba muy torcida y esto que pesa mucho era la única solución posible. Mis abuelas, hasta en la sopa las llevo. Y siendo
españolas trabajaron como
chinas pues en sus tiempos quizás los mercados también estaban arrasados o no habían empezado y era lo mismo que hoy día.