EDITORIAL DE LA GACETA...

EDITORIAL DE LA GACETA
La estrategia del llanto debe tocar a su fin. El nacionalismo e independentismo catalán son literalmente insaciables, no pararán hasta conseguirlo todo y no es un tema baladí que viene de unos años atrás hasta ahora sino que son más de treinta y cinco funcionando como lo hace un martillo pilón, dejando un solar por donde pasa. El lloriqueo a los Mas, Junqueras y compañía les ha funcionado muy bien cuando el partido del Gobierno cedía ante cualquier exigencia para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. El sistema de financiación debe tener fin para que realmente haya una solidaridad entre Comunidades Autónomas y sin que se produzcan agravios comparativos, deslealtades para Madrid y prebendas para Cataluña.
Los datos así lo reflejan, las cifras son las que son y tan sólo es opinable su lectura. La maltratada no es Cataluña, por mucho que los independentistas y la propia Generalitat se empeñen en propagarlo a los cuatro vientos. Es Madrid y además con creces. En la última década, la inversión del Estado se ha reducido en un 71,73%, un estacazo. Mas y Duran i Lleida amenazan al Gobierno con elecciones plebiscitarias o incluso con una declaración unilateral de independencia por una disminución del 65,53%. En millones de euros contantes y sonantes, Madrid ha dejado de ingresar desde 2004 cerca de 2.300 frente a los 1.795 de la Generalitat. ¿Quién asfixia? ¿Quién roba?
Pero hay más, la Generalitat hace frente a sus gastos, incluidas sus embajaditas, con 36.000 millones de euros frente a los 17.000 millones que cuenta Madrid. Si tan agraviados se sienten los catalanes, cambiemos las tornas en los presupuestos donde ponga Cataluña pongamos Madrid. A buen seguro que ayer se hubiera convocado un pleno extraordinario en el Parlament para proclamar hoy la independencia.
Y es que las cifras muestran la realidad y no el humo, por denso que sea, quieren vender los catalanes. Los castillos en el aire y el victimismo se los dejamos a Mas y Junqueras, que no sólo ven el referéndum separatista en 2014 sino que además lo consideran ganado. Frente a este órdago sólo hay una respuesta posible, la Constitución y las leyes.
Estos políticos olvidan de forma consciente que son los ciudadanos y familias quienes pagan impuestos, y que es en Madrid donde escogen pagarlos, de ahí que haya fundaciones catalanas, como la Lluís Llach, empresas y ciudadanos, como el hijo de Jordi Pujol i Solei, se empadronen en la capital para huir del infierno fiscal de Cataluña, la tercera región con la tasa impositiva más alta del mundo, que alcanza al 56%, y se vayan preparando los ahorradores. Los depósitos bancarios supondrán un zarpazo de 500 millones anuales