ENFOQUE....

ENFOQUE.

El paraíso de la cobardía.

Puigdemont planea su salida de Bélgica.

Jesús Lillo.

Actualizado:

15/07/2019 23:46h.

La Fiscalía tiene preparada la euroorden contra Puigdemont y el resto de la excursión para cursarla en cuanto el Supremo falle contra los golpistas que se quedaron en tierra. Con la sentencia grapada a su petición de extradición, el Ministerio Público tiene esperanza de que los fundamentos jurídicos del tribunal que preside Manuel Marchena terminen de convencer a sus pares europeos sobre la catadura de los fugados. Puigdemont sabe que van a por él, que las autoridades comunitarias le han cerrado todas las puertas y que tiene que esconderse. Ha visto en la tele el anuncio de la Lotería de Navidad -« ¿Y si cae en tu lugar de vacaciones?»- y es consciente de que tiene todas las papeletas para que le toque el Gordo si se queda en Waterloo. El hombre que un día creyó decidir el futuro de su nación se debate ahora entre esconderse en Tailandia o en Brasil. Al final, autodeterminarse consistía en elegir entre playa y montaña. Si tiene dudas, puede organizar una consulta ilegal y democrática, una fiesta participativa en la que al grito de «Votarem» los catalanes decidan su destino personal, que es el de esa república de gralla y pandereta de la que ni siquiera va a quedar ya el exilio.

Con la CUP desmotivada, el chiringuito constituyente de Lluis Llach convertido en una reunión de Tupperware, Gabriel Rufián adecentado, Podemos rendido al artículo 155 y Quim Torra camino del banquillo de los acusados, a la república de Puigdemont solo le quedan los lazos amarillos que recuerdan a los que dejó tirados y, como reverso, el discutible simbolismo de su huida, traición transformada en gesta por unos propagandistas que, como a Lourdes, han llegado a organizar viajes a Waterloo, con fieles de esos a los se les aparece la Virgen. Como dijeron Forcadell y Cuixart en el Supremo, todo ha sido muy simbólico.

La autodeterminación final de Puigdemont -Brasil o Tailandia- vendría a elevar el listón del heroísmo hasta donde lo dejaron El Dioni, Luis Roldán, Josu Ternera o Antonio Anglés, precursores de una república monovolumen que el expresidente catalán ha situado en sus justos términos, deslocalizada en el paraíso, mar o montaña, de una cobardía que resulta incompatible con cualquier revolución.

Jesús Lillo.

Redactor.

R-1º.