Los líderes europeos buscan salidas al hundimiento...

Los líderes europeos buscan salidas al hundimiento económico previsto en otoño.

La Comisión Europea prevé que tras el verano la situación económica puede ser dramática en varios países por el fin de las ayudas.

Enrique Serbeto.

CORRESPONSAL EN BRUSELAS Actualizado: 17/07/2020 02:04h.

El Consejo Europeo que se inicia hoy en Bruselas lo hace bajo la sombra que todo el mundo tiene presente en las instituciones europeas y es la certeza de que la parte más grave de la crisis económica vendrá en otoño, cuando se terminen las medidas de apoyo a las empresas. Por ello, la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen insiste en que no considera siquiera imaginarse ir de vacaciones en agosto si no se ha llegado a un acuerdo sobre el fondo de recuperación y el presupuesto europeo. ¿Se llegará a un acuerdo entre hoy o mañana o habrá que convocar una segunda cumbre en dos semanas? A esa pregunta nadie se atreve a responder de una forma rotunda en estos momentos.

«Creemos que un acuerdo es posible porque todos los que vienen al Consejo Europeo saben que el coste de un no acuerdo no es asumible» decían ayer mismo fuentes europeas muy cercanas a la presidenta de la Comisión. En línea con lo que subrayaba ayer mismo la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, para quien «es fundamental que los líderes europeos acuerden con urgencia un gran paquete de recuperación que apoye nuestra política monetaria», la Comisión también confía en que al final los dirigentes de los países miembros llegarán a un acuerdo que incluya algo más de un billón de euros para los presupuestos para el próximo periodo plurianual 2021-2017 y el fondo de recuperación que puede llegar hasta los 750.000 millones.

La principal resistencia a aceptar la propuesta que está sobre la mesa y que ya ha sufrido no pocos recortes por parte del presidente del Consejo Charles Michel, tratando de facilitar un acuerdo, vienen de los países llamados «frugales» que no ven con buenos ojos pedirle a sus ciudadanos que paguen con sus impuestos las subvenciones a los países que tienen más problemas por la crisis causada por la pandemia.

Las citadas fuentes advierten que sería un error «fijarse solo en los países «frugales», porque el acuerdo lo tienen que aprobar todos», pero lo cierto es que al que todo el mundo mira es a Holanda, que no solo se queja de tener que pagar los «regalos» a España e Italia, sino que quiere que se establezca una condicionalidad muy estricta a la hora de distribuir los fondos. La Comisión ha previsto que todo estará enmarcado en planes de reforma debidamente fiscalizados por sus funcionarios y para el Gobierno holandés, sustentado en una endeble mayoría parlamentaria, habría sido gravísimo que escuchase a gobiernos como el español decir ahora que piensa bajar los impuestos al mismo tiempo que está pidiendo dinero.

El elemento esencial será, como siempre, la contribución que cada país comparada con lo que fueron los presupuestos anteriores. Por ello la Comisión trata de no publicar cálculos muy precisos antes de una cumbre como esta porque eso obliga forzosamente a que haya quien tenga que terminar la reunión reconociendo que ha salido perdiendo. También hay posibilidades de encontrar flexibilidad en el mecanismo de cheques de devolución de los que se benefician casi todos los «frugales» o la promesa de que la deuda del fondo de recuperación se devolverá antes de lo previsto.

En todo caso, para la Comisión, la peor opción sería que se aprobasen los presupuestos, pero no el mecanismo del fondo de recuperación, porque se resentiría todo el ejercicio presupuestario de siete años. Aun con todo, advierten que en el mejor de los casos, el dinero para las subvenciones a fondo perdido no estará disponible hasta bien entrado el año que viene. La única ventaja para uno de los más estrechos colaboradores de la presidenta es que «si aún estuviesen los británicos en la mesa, entonces sería imposible».