Hace cincuenta años que asesinaron a Pedro Patiño a los 33 años. Un albañil de Comisiones Obreras y militante del PCE cuyo delito fue repartir octavillas durante una huelga de la construcción en Leganés. Se reivindicaba una subida salarial y jornadas laborales de menos de 10 horas al día. Un Guardia Civil le disparó por la espalda.
Dolores, su mujer, y Jaime Millares, su abogado, fueron al Gobierno Militar solicitando que les entregaran el cadáver para hacerle una autopsia y enterrarlo. Ese día el destino quiso que les dejaran solos en una sala donde estaba el atestado de los hechos. Así, con valentía, se hicieron con él, y pocos días después el PCE estaba inundando Madrid con fotocopias del relato verídico de lo que ocurrió esa mañana del 13 de septiembre. Miralles fue encarcelado por ello semanas más tarde.