En la ciudad donde yo vivo, los inmigrantes deambulan...

En la ciudad donde yo vivo, los inmigrantes deambulan por las calles todo el día, en grupos de tres o cuatro.

Durante el día, se sitúan en los semáforos de calles adyacentes con las avenidas principales, esperando que se detenga en ellos algún todoterreno. En cuanto ven uno, se acercan a la ventanilla o golpean la puerta, para solicitar trabajo al conductor.

Por la noche, los que pueden la pasan en el albergue municipal, y los que no pueden, buscan cajeros, zaguanes, pasajes, etc. se abastecen de tres o cuatro cartones y, si hay suerte, hasta arrastran enseres como colchones, que encuentran en los contenedores, y pasan la noche arropados bajo las mantas que les allegan Cruz Roja, Cáritas, algún vecino,...

Están dejados de la mano de Dios. Los políticos, que a los vecinos nos imponen tantos controles, mascarillas, PCR, etc, a ellos les vuelven la vista, y pasan de ellos como si no existieran. El cinismo social que se practica en España es vejatorio, denigrante y, cuando menos, una vulneración constante de las leyes con las que nos regimos.

Nuestros gobernantes, y me importa un pito la ideología que tengan, están obligados a dar una solución digna a los inmigrantes y a los vecinos que convivimos con ellos. ¡NO VALE MIRAR PARA OTRO LADO!.

¡PARA ESO LES PAGAMOS!

Saludos.