El recuerdo de aquellos días cuando iba por el camino...

El recuerdo de aquellos días cuando iba por el camino para poner las trampas, acompañado de mi primo Antonio, estando ya los fardos atravesados y pisados por los bancos, cómo las aceitunas entre negras y semi-negras rebotaban en el suelo al golpeteo de los palillos y las varas sobre las ramas de los verdes olivos... Eran tiempos en los que la gente se había olvidado de casi todo: la política, la religión, las costumbres familiares, y lo único que humildemente celebraban era la Navidad. Cuando uno se acercaba a alguien y le ofrecía una copa de aguardiente y un mantecado..., cuando las familias cantaban los repetidos villancicos de todos los años...

Pero ¿qué ofrecía la tierra? ¿Qué garantías teníamos los campesinos? Muy pocas, seguramente ningunas o casi ningunas. La tierra siempre ha sido pobre y muy concentrada en esta Andalucía. La gran mayoría de los que tuvimos la mala suerte de nacer durante la posguerra nos vimos en la necesidad de emigrar a Alemania en los sesenta, y ahora tuvimos que sufrir las consecuencias del inesperado desarrollo tecnológico y de la mecanización del campo. De repente nos dimos cuenta de que sobrábamos todos los hombres y mujeres que habíamos estado recogiendo las aceitunas, las mieses, las semillas y los frutales...

Cuando volvimos al pueblo, vimos con estupor que casi nada había cambiado, y tuvimos que remangarnos las camisas y ponernos a cambiar las cosas. Así fue cómo modernizamos los medios de vida y pudimos entre otras cosas llevar el agua corriente a las casas, embovedar los arroyos, acerar y asfaltar las calles, crear centros de educación primaria y media... Creo que fue todo un reto revolucionario del que todavía no nos hemos percatado, pero los cambios han sido tan acelerados y rotundos que cualquiera puede aceptar que estamos en el buen camino. No hace falta enjuiciar las cosas en base a los principios izquierdistas, centristas o derechistas. Lo importante es saber que la lucha social hoy en día no puede ir en una sola dirección, sino en todas las direcciones: derecha, izquierda, centro. No sé por qué los políticos no saben ponerse de acuerdo en esto e interpretar lo que el pueblo les está pidiendo. Si los ciudadanos somos de ideoligías variadas, ¿por qué se pretende inferir mayor valor a unas ideas que a otras? Todos somos iguales y todos tenemos los mismos derechos. Creo que el respeto por los demás, aunque estos constituyan un número menor de asientos en el Congreso debe tenerse en consideración siempre.