A COMER TORREZNOS AL BURGO DE OSMA. ...

A COMER TORREZNOS AL BURGO DE OSMA.
Aquel matrimonio ya con sus setenta años cumplidos los dos, decidieron marcharse a comer torreznos en lugares privilegiados, de Soria, Era un día del mes de marzo, del año 2019, antes de la pandemia, y aquel matrimonio vinieron desde Madrid hasta El Burgo de Osma, y a las doce de la mañana estaban en un local famoso por sus torreznos en La Calle Mayor del Burgo de Osma, donde todo el entorno o contorno, eran muchas las personas que hacían lo mismo que el matrimonio buscaba, Unos torreznos troceados, con esas vetas de tocino magro, que dan al churrasco ese sabor tradicional, que tanta fama le dan a Soria, y en particular al Burgo de Osma, donde las jornadas gastronómicas son conocidas a nivel muy alto, sobre todo en las personas que les agrada comer las partes del cerdo que parecen ser las mejores de dicho animal. El matrimonio no es que abusara de comer torreznos, y beber vino de La Ribera del Duero. Es que según ellos no conocían otro lugar que estuvieran también bien preparados para comerles sin ningún problema, el ambiente era de sentir felicidad por todo el cuerpo, y el esposo dijo a su mujer, hacía muchos años que no comíamos estos torreznos, quizá hace mucho tiempo que comimos por Extremadura algo parecido, pero nunca igual, esta gente de El Burgo son maestros en esta especialidad, hoy aprovecharemos el día, ya que no todos los días del año estamos animados para coger el Mercedes y venirnos hasta aquí. El año siguiente el 2020, empezó en marzo la maldita pandemia, y no pudieron salir de Madrid, pero este año, ya en febrero con mal tiempo. volvieron de nuevo al Burgo de Osma, y comentaron entre el matrimonio, Mientras tengamos salud, volveremos a comer torreznos en este lugar tan tranquilo, y con tanto ambiente, en el contorno de donde se preparan los torreznos, Esto es maravilloso, no sé si nos subirá el azúcar o la gordura. Pero nos da lo mismo, hay que vivir lo que nos quede de vida a nuestra forma. Y no cohibirnos de comer y beber lo que nos pide el cuerpo. El matrimonio volvía a Madrid con las pilas cargadas, haciendo de su viaje un camino gozoso. El futuro nadie lo tiene seguro, y hay que aprovechar el presente, y no vivir siendo un ausente. G X Cantalapiedra.