Que en el Cielo nos espere, Hombres y Mujeres

* Homenaje de la TRINIDAD y Q. E. D.*
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En 1994 Facundo Cabral y yo realizamos una gira por México presentando nuestro espectáculo LO CORTEZ NO QUITA LO CABRAL. Parte de la ruta de trabajo se había programado en el territorio del estado de Chiapas, justamente cuando estaba en pleno apogeo la rebelión del llamado Ejército Zapatista con el sub-comandante Marcos a la cabeza contra las fuerzas gubernamentales. La guerra era entonces no sólo un hecho periodístico sino que "in situ" se respiraba efectivamente un aire belicista inocultable en la población civil a juzgar por el despliegue notable de fuerzas militares en los aeropuertos y calles de las ciudades y pueblos. El centro de la insurgencia tenía como bastión la ciudad de San Cristóbal de las Casas, población distante a unos cien kilómetros de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado chiapaneco. Confieso que al principio la idea de cantar en aquel estado mexicano en plena conflagración no nos llenó de alegría, muy por contrario despertó en nosotros un cierto temor a caer en alguna trampa circunstancial propia de los acontecimientos que allí se vivían. San Cristóbal de las Casas es una población habitada principalmente por chamulas, naturales muy creativos en artesanía y de una inocencia plena rozando lo naíf, establecida además como un centro cultural de grandes dimensiones dentro de la estructura turística mexicana nuestra visita a San Cristóbal de las Casas en consecuencia era para nosotros, pese a los sospechados peligros, una invitación a la aventura. Desde hace algunos años llevo conmigo una pequeña computadora portátil a la que considero simplemente una máquina de escribir con memoria que además de guardar mis versos y mis cartas me ofrece algunas comodidades como la posibilidad de enviar faxes desde cualquier hotel sin salir de la habitación sencillamente conectándome al teléfono. Cuando despegamos del aeropuerto Benito Juárez de la ciudad de México hacia Chiapas me propuse realizar el ejercicio de componer un soneto cada día y enviarlo por fax a mi esposa que esperaba mi regreso en Madrid. Así lo hice y cada uno de ellos contiene una descripción de mis estados de ánimo durante el tiempo que duró aquella gira. Ahora varios años después de aquello y en este nuevo apartado de mi página me parece oportuno compartir estos "pecadillo"´ con todos aquellos que quieran leerlos.

Alberto Cortez<