La Poesía

EL QUIJOTE CON ALEGRIA
Foto enviada por ruccio


La mar ciñe a la noche en su regazo
Y la noche a la mar; la luna, ausente;
Se besan en los ojos y en la frente;
Los besos dejan misterioso trazo.

Derrítense después en un abrazo,
Tiritan las estrellas con ardiente
Pasión de mero amor, y el alma siente
Que noche y mar se enredan en su lazo.
Y se baña en la oscura lejanía ... (ver texto completo)
Canción de otoño en primavera

Juventud, divino tesoro,
¡Ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
Y a veces lloro sin querer...

Plural ha sido la celeste
Historia de mi corazón.
Era una dulce niña, en este ... (ver texto completo)
CANTO DE ANTONIO EL CABRERO

Yo sé, Olalla, que me adoras,
puesto que no me lo has dicho
ni aun con los ojos siquiera,
mudas lenguas de amoríos.

Porque sé que eres sabida,
en que me quieres me afirmo;
que nunca fue desdichado
amor que fue conocido.

Bien es verdad que tal vez,
Olalla, me has dado indicio
que tienes de bronce el alma
y el blanco pecho de risco.

Mas allá entre tus reproches
y honestísimos desvíos,
tal vez la esperanza muestra
la orilla de su vestido.

Abalánzase al señuelo mi fe,
que nunca ha podido,
ni menguar por no llamado,
ni crecer por escogido.

Si el amor es cortesía,
de la que tienes colijo
que el fin de mis esperanzas
ha de ser cual imagino.

Y si son servicios parte
de hacer un pecho benigno,
algunos de los que he hecho
fortalecen mi partido.

Porque si has mirado en ello,
más de una vez habrás visto
que me he vestido en los lunes
lo que me honraba el domingo.

Como el amor y la gala
andan un mesmo camino,
en todo tiempo a tus ojos
quise mostrarme polido.

Dejo el bailar por tu causa,
ni las músicas te pinto
que has escuchado a deshoras
y al canto del gallo primo.

No cuento las alabanzas
que de tu belleza he dicho;
que, aunque verdaderas, hacen
ser yo de algunas malquisto.

Teresa del Berrocal,
yo alabándote, me dijo:
"Tal piensa que adora a un ángel,
y viene a adorar a un jimio;
merced a los muchos dijes
y a los cabellos postizos,
y a hipócritas hermosuras,
que engañan al Amor mismo".

Desmentíla y enojóse;
volvió por ella su primo:
desafióme, y ya sabes
lo que yo hice y él hizo.

No te quiero yo a montón,
ni te pretendo y te sirvo
por lo de barraganía;
que más bueno es mi designio.

Coyundas tiene la Iglesia
que son lazadas de sirgo;
pon tú el cuello en la gamella;
verás como pongo el mío.

Donde no, desde aquí juro,
por el santo más bendito,
de no salir destas sierras
sino para capuchino.

El Quijote ... (ver texto completo)
Hasta que se me fue no he descubierto
Hasta que se me fue no he descubierto
Todo lo que la quise;
Yo creía quererla; no sabía
Lo que es de amor morirse.
Era como algo mío entonces, era
Costumbre... que se dice...;
Pero hoy soy suyo yo, soy de la muerte
A quien nadie resiste.
Al irse nació en mí... ¡no!, que en torturas
En ella nací al írseme;
Lo que creí yo sueño era la vela;
He nacido al morirme.
Por fin ya sé quién soy... no lo sabía...
¿Lo sé? ¿Quién sabe en este mundo triste?
¿Hay quién sepa lo que es saber y entienda
Lo que la nada dice?
Mi madre nació en mí en aquel día
Que se me fue Teresa... Madre, dime
De dónde vine, adónde voy perdido,
Por qué al amor me diste...

(Miguel de Unamuno) ... (ver texto completo)
Al fin, como todo pasa,
se pasó el bien que me dio
Fortuna, un tiempo no escasa,
y nunca me le volvió,
ni abundante, ni por tasa.

Siglos ha ya que me vees,
Fortuna, puesto a tus pies;
vuélveme a ser venturoso,
que será mi ser dichoso
si mi fue tornase a es.

No quiero otro gusto o gloria,
otra palma o vencimiento,
otro triunfo, otra vitoria,
sino volver al contento
que es pesar en mi memoria.

Si tú me vuelves allá,
Fortuna, templado está
todo el rigor de mi fuego,
y más si este bien es luego,
sin esperar más será.

Cosas imposibles pido,
pues volver el tiempo a ser
después que una vez ha sido,
no hay en la tierra poder
que a tanto se haya estendido.

Corre el tiempo, vuela y va
ligero, y no volverá,
y erraría el que pidiese,
o que el tiempo ya se fuese,
o volviese el tiempo ya.

Vivo en perpleja vida,
ya esperando, ya temiendo:
es muerte muy conocida,
y es mucho mejor muriendo
buscar al dolor salida.

A mí me fuera interés
acabar, mas no lo es,
pues, con discurso mejor,
me da la vida el temor
de lo que será después.

(El Quijote) ... (ver texto completo)
Veré por ti

"Me desconozco", dices; mas mira, ten por cierto
Que a conocerse empieza el hombre cuando clama
"Me desconozco", y llora;
Entonces a sus ojos el corazón abierto
Descubre de su vida la verdadera trama;
Entonces es su aurora.

No, nadie se conoce, hasta que no le toca ... (ver texto completo)
Este buitre voraz de ceño torvo
Que me devora las entrañas fiero
Y es mi único constante compañero
Labra mis penas con su pico corvo.

El día en que le toque el postrer sorbo
Apurar de mi negra sangre, quiero
Que me dejéis con él solo y señero
Un momento, sin nadie como estorbo.

Pues quiero, triunfo haciendo mi agonía
Mientras él mi último despojo traga,
Sorprender en sus ojos la sombría

Mirada al ver la suerte que le amaga
Sin esta presa en que satisfacía
El hambre atroz que nunca se le apaga.

Miguel de Unamuno. ... (ver texto completo)
Tuvo un reino una vez tantos beodos,
Que se puede decir que lo eran todos,
En el cual por ley justa se previno:
Ninguno cate el vino.
Con júbilo el más loco
Aplaudióse la ley, por costar poco:
Acatarla después ya es otro paso;
Pero en fin, es el caso
Que la dieron un sesgo muy distinto,
Creyendo que vedaba sólo el tinto,
Y del modo más franco
Se achisparon después con vino blanco.
Extrañado que el pueblo no la entienda.
El Senado a la ley pone una enmienda,
Y a aquello de: Ninguno cate el vino,
Añadió, blanco, al parecer, con tino.
Respetando la enmienda el populacho,
Volvió con vino tinto a estar borracho,
Creyendo por instinto, ¡mas qué instinto!
Que el privado en tal caso no era el tinto.
Corrido ya el Senado, (MANDADO A POESIA)
En la segunda enmienda, de contado
Ninguno cate el vino,
Sea blanco, sea tinto, les previno;
Y el pueblo, por salir del nuevo atranco,
Con vino tinto entonces mezcló el blanco;
Hallando otra evasión de esta manera,
Pues ni blanco ni tinto entonces era.
Tercera vez burlado,
"No es eso, no señor", dijo el Senado;
"O el pueblo es muy zoquete, o muy ladino:
Se prohíbe mezclar vino con vino"
Mas, ¡cuánto un pueblo rebelado fragua!
¿Creéis que luego lo mezcló con agua?
Dejando entonces el Senado el puesto,
De ese modo al cesar dio un manifiesto:
La ley es red, en la que siempre se halla
Descompuesta una malla,
Por donde el ruin que en su razón no fía,
Se evade suspicaz, ¡qué bien decía!
Y en lo demás colijo
Que debiera decir, si no lo dijo:
Jamás la ley enfrena
Al que a su infamia su malicia iguala:
Si se ha de obedecer, la mala es buena;
Mas si se ha de eludir, la buena es mala.

(Ramón de Campoamor) ... (ver texto completo)
La tarde será un sueño de colores...
Tu fantástica risa de oro y plata
derramará en la gracia de las flores
su leve y cristalina catarata.

Tu cuerpo, ya sin mis amantes huellas,
errará por los grises olivares,
cuando la brisa mueva las estrellas
allá sobre la calma de los mares...

¡Sí, tú, tú misma...! irás por los caminos
y el naciente rosado de la luna
te evocará, subiendo entre los pinos,
mis tardes de pasión y de fortuna.

Y mirarás, en pálido embeleso,
sombras en pena, ronda de martirios,
allí donde el amor, beso tras beso,
fue como un agua plácida entre lirios...

¡Agua, beso que no dejó una gota
para el retorno de la primavera;
música sin sentido, seca y rota;
pájaro muerto en lírica pradera!

¡Te sentirás, tal vez, dulce, transida,
y verás, al pasar, en un abismo
al que pobló las frondas de tu vida
de flores de ilusión y de lirismo!

Juan Ramón Jiménez. ... (ver texto completo)
Lloraba en mis brazos vestida de negro,
Se oía el latido de su corazón,
Cubríanle el cuello los rizos castaños
Y toda temblaba de miedo y de amor.
¿Quién tuvo la culpa? La noche callada.
Ya iba a despedirme. Cuando dije " ¡adiós!",
Ella, sollozando, se abrazó a mi pecho
Bajo aquel ramaje del almendro en flor.
Velaron las nubes la pida luna...
Después, tristemente lloramos los dos. ... (ver texto completo)
Dos especies de manos se enfrentan en la vida,
brotan del corazón, irrumpen por los brazos,
saltan, y desembocan sobre la luz herida
a golpes, a zarpazos.

La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
Alzad, moved las manos en un gran oleaje,
hombres de mi simiente.
... (ver texto completo)
Como atento no más a mi quimera
No reparaba en torno mío, un día
Me sorprendió la fértil primavera
Que en todo el ancho campo sonreía.

Brotaban verdes hojas
De las hinchadas yemas del ramaje,
Y flores amarillas, blancas, rojas,
Alegraban la mancha del paisaje.
... (ver texto completo)
Quiero enviarte un beso dibujado
Unas líneas paralelas
Un escrito que en tus labios
Quede impreso cuando leas

Te lo envio sin sello
Preferible selles tú
Va en el aire y sin resuello
Y fundido en mi inquietud

Es volado, si lo sabes
Es el rayo en plenitud
Es el fuego no quemado
Que tocando fundes tu

Quiero enviarte un beso dibujado
Hoy-yo quiero-darte así
Que trazado sea, en mi mano
¡Y volando vaya a ti!.

Maria del Carmen Abreu. ... (ver texto completo)
EL QUIJOTE CON ALEGRIA.

Qué vida la del rocín:
él, que se queja tan poco,
tocarle un amo tan loco,
metido en tanto trajín.

Y es que el pobre Rocinante
no es ninguna maravilla,
se le notan las costillas ... (ver texto completo)
EL QUIJOTE CON ALEGRIA.

Préstame mucha atención:
a don Quijote el famoso
una dama del Toboso
le ha robado el corazón.

Me han dicho que Dulcinea
no tiene un trato muy fino,
que huele siempre a gorrino ... (ver texto completo)