RELATO DEL CAMINO DE SANTIAGO, Literatura

RELATO DEL CAMINO DE SANTIAGO

MARÍA LA HOSPITALERA III

Y ya no hubo una tercer vez que ella descuidara la llamada de su corazón.

-Me voy a Brasil, mi tierra, me dijo un día. A mis montañas, donde tengo una casita rodeada de mucho terreno. Allí vive mi madre, y voy a cuidarla.

- ¿Es cálido, tu pueblo, María?.

-No, el clima de la montaña, también en invierno, es frío pero luego, en la primavera todo se desborda y calienta mucho el sol. Más que aquí en verano.

- ¿Cuándo te irás?

-No lo sé todavía. Antes de irme tengo que conocer España, un poquito. Muchas han sido las invitaciones, y al saber mis amigos que vuelvo a mi país, quieren que antes les visite, por si luego tardo en volver. Bueno, no sé si volveré.

-Gracias por todo, María, nunca te olvidaremos..

Otro día fui a visitarlas a las dos, a mi amiga, y a María. Estuve hablando con ella y me despedí de nuevo. Me dijo cosas y preferencias mías que me dejaron perpleja.

- ¿Cómo lo has sabido, si yo no te lo he contado?

-Leo en los ojos todo lo que hay en el corazón.

¡Qué despedida aquella, me dejó helada!

Antes de marcharse volví a verla por casualidad. Así fueron tres despedidas. La saludé con un beso mientras compraba frutas junto a otras mujeres. Y ese fue el beso de despedida que di a María. Ya no volví a verla. Estuvo visitando esos lugares que tanto le habían insistido sus amigos peregrinos que no debía perderse.

Aún así fui otro día con la ilusión de una cuarta despedida. Había dejado su bolsón de zapatos por lo que creía que podía despedirme de ella por cuarta vez si la casualidad repetía casilla.
Entré en el albergue llamándola a voz en grito, por si acaso.

- ¡María, María!

- Ya no está. Nos ha pedido que le enviemos su bolsa de zapatos a Madrid. Desde allí volará a su tierra.

- ¡Adiós María! Dije como si ella de verdad fuese un ángel, y pudiera escucharme en la distancia. ¡Adiós!