! HOLA!...

Buenas tardes a todos: Hoy siento la necesidad de contar resumida la gran tragedia de mi vida, la pérdida de mi esposo y padre de mis hijos tras una lucha titánica de ambos contra el Alzheimer.

Yo puedo asegurar que esta enfermedad tan presente en nuestros días y que deja tantas familias destrozadas, representa, para el cuidador principal del enfermo, una experiencia agotadora y frustrante, al tener que vivir día a día el deterioro progresivo de la función mental de la persona que amas, esperando pasivo e impotente su triste final. Tu vida cotidiana da un giro de ciento ochenta grados, pasando bruscamente a otra, desconocida y agotadora. Al principio, la situación es tan abrumadora y desconcertante, que te desborda y tratas de paliarla mediante actitudes diversas, y a veces disparatadas, incluída la de negar la evidencia. Pasado algún tiempo y con más calma intentas poner en orden tus ideas marchando contrarreloj, en lo que realmente es una carrera de fondo y faltan horas al día para hacer cosas, dando algún que otro palo de ciego, fruto de la desesperación e inexperiencia. Luego tratas de adquirir información sobre el tema, aprovechando todas las fuentes posibles: libros, revistas, asociaciones, familiares de afectados... Finalmente, y a medida que empeora la situación, tienes que recurrir a la ayuda de familiares y amigos, que no en todos los casos es aceptada.

Otro aspecto de este drama familiar, es que la salud del cuidador principal también se resiente anta la angustia y el estrés diarios que se van acumulando, con el consiguiente cansancio físico y psíquico. Aparece la depresión, el insomnio y un cierto sentido de culpabilidad.

Por fin comienzas a ver la luz del túnel porque crees tener el control de la situación, apoyada en ayudad externas. Entonces tomas las riendas, poniendo en práctica las estrategis y conocimientos adquiridos, plantando cara a una situación cambiante y a veces límite.

De todos modos quienes asistimos a estos enfermos no solo tenemos experiencias negativas. También las tenemos enriquecedoras y gratificantes, y en mi caso concreto, he tenido el privilegio de conocer y disfrutar una faceta de mi marido, para mi desconocida, que ha emergido de su subconsciente con la enfermedad: me estoy refiriendo a su ternura espontánea, manifestándome en todo el momento el cariño y las atenciones que nunca supo dedicarme, bien por falta de tiempo. o porque, de modo inconsciente, las guardaba para compensarme de algún modo en esta dramática situación.

Esto es a grandes rasgos, el contenido del prólogo de mi primer libro dedicado a su vida familiar y profesional de limitada difusión. familiares y amigos.

Muchas gracias a todo el que se detenga en leer mi drama personal, que a pesar del tiempo transcurrido, sigue latente en mi triste soledad, pero a pesar de ello, soy optimista por naturaleza amando la vida por encima de todo.

LA FUERZA DEL AMOR

A ti, enfermedad de Alzheimer
Desde que te conocí ya no vivo
Un día te alojaste en mi casa
Destruyendo la mente de mi marido.

Le has robado sus recuerdos
Su semblante y su mirada
Destrozando esta familia
Que llora lágimas amargas.

A ti, huesped indeseable
Dios del cielo te maldiga
Con Samuel te llevarás mi alma
Y me marcarás de por vida.

Pero como el amor todo lo vence
Yo alzheimer te reto a muerte
Es mi arma más poderosa
Y lucharé hasta el final dignamente.

Fina Simón

! HOLA!
Es como nombro esta historia, la historia de J enfermo de alzheimer: historia ya vieja de tres años. Era un día gris: bien recuerdo que la niebla se acostaba sobre la ribera del Tajo...! Que esmero, que dedicación, que gran amor, y que entereza, en aquella mujer!
Un día me arme de un folio y A me prestó un boli y fue ese mismo día que escribí la historia de J. Si llamo! HOLA! a la historia es por que, J, tras una larga y profunda mirada, me dijo:! hola! tras el saludo de rigor, y siempre mientras sus ojos se posaban en los míos hablándome. Hasta tres veces, me diría:! Hola Juan! Otras era un largo! hola1 a través de su mirada.

! HOLA!
<<< Voy a dirigirme a todos los hombres sobre todo a ti José, que cuando regresamos de Las Islas "ya no estabas". "Ya no estabas" y si abía muchas lágrimas de tu compañera de siempre... rodeada de hasta 19 fotos que representaban toda una viada juntos.
Tu mirada, José, tu mirada me hablaba. Tu mirada me habla, mientras mis ojos recorren las fotos. Tu mirada me habló el primer día que me acerqué a tu lecho. Y es que verás amigo mío un día me propusieron me acercara a uno de esos lugarse donde están los solos y me encontré contigo. Fue como un impulso, no carente de curiosidad, que luego se torna en satisfacción: obligación que en el transcurrir de los días proporciona una placidez desconocida antes. Sumergirse en el doloroso paisaje de un enfermo, postrado en su lecho da lugar, a una especie de inquietud a la que crece como un deber en el que te sumerges y que produce bienestar. transcurren los días, y ya te sientes como de la propiua familia... compartiendo inquietudes, unas pocas alegrías, y si muchas tristezas.
Y es que un enfermo, postrado en su lecho, que te habla de sus ojos, te sonríe... ya por si solo se pone en marcha el reloj marcando horas de esperanza, amistad... hermana.
No recuerdo la fecha en que llegué por primera vez a aquel edificios, sito a un par de cientos de metros, de los otros edificios que conforman la Televisión de Castilla la Mancha: su recuerdo mi azoramiento en los primeros instantes frente al enfermo. el tratar de mantener un dialogo, que luego me recordaría que algo parecido hacen las madres con los niños pequeños.
_ ¿Cual es tu nombre?
-Silencio...
La voz de su esposa, sonó a mi espalda:
-Se llama José... Y prosigió: José esté es J, que seguramente vendra a verte de vez en cuando...
-Y para ser su amigo, si el lo quiere.
Su mirada se quedó fija en mis ojos mucho tiempo: me estaba diciendo SI >>>

Esto es solo una parte, de esta historía, que, en en estas mismas fechas se pudo leer en la revista: "El eco de los mayores".