Las sabanas estaban frías: por aquella época mucho...

VIAJEROS... HACIA LA ESPERANZA.

Muy lejos aquella terde de luces rojizas que vestía el poniente y de las que los lugareños decían se anunciaba nevada.
Muy lejos los días claros y azules: muy lejos de aquella tarde-noche en la que el niño cesta al hombro se encontró con una pequeña y triste caravana.
Po aquellos días eran muy frecuentes, la visita de gitanos, lañadores y otros que trabajaban el mimbre y el esparto. se aposentaban estos en alguna de las bodegas abandonadas, llenas de paja, que también serían ocupadas, por hombres que vestían todos igual... y que portaban "extrañas"y que hoy aquellos que fueron niños recuerdfan de diferente manera.
Uno de estos niños a la altura de la morera, cesta colgada del hombro se tropezó com una diminuta caravana: Un hombre barbudo,, vestido con ropas raidas, un niño que tiritaba de frío y un burro carcado de mimbres, cestas y otros aperos, que de sus ojos grandotes miaraba al niño de la azada.
-Vamos a ver pequeño se me ha dicho que en este pueblo abundan las cuevas, y que en estas se puede uno guarecer en la noche.
-Si señor, justo en la ladera hacia la izquierda, donde acaban la eras. Hubo un tiemo que lo hacía en ese edificio rojo debajo del castillo, pero ahora blo usan como gallinero.
-! Gracia muchacho!
Los niños se miraron. El recien llegado portaba unas alpargatas y por una d ellas asomaban los dedos. El niño de la cesta, unas molestas albarcas, pero si unos fuertes calcetines de lana, se habían mirado todo el tiempo. "me paice que anda por mi edad. se dijo el niños de la cesta cuando la pequeña caravana tomó la dirección indicada. Torció a la izquierda y instantes después contaba a la abuela, como el hombre tenía una cara que se adivinaba triste bajo su larga barba, y que se parecía mucho a padre cundo regeresó de mas allá de donde se pone el Sol. La abuela escuchaba con interes dijo:! pobres gentes, y depues te ordenar los lechos que chisporroteaban y dejaban escapar pavesas que se perdían enn lo alto de la ancha chimenea, arrimar los olleros a los pucheros, se dipuso a darle a la rueca...
-Abuela: pienso que a mi me sobran calcetines, yu que como padre y madre están a punto de llegar a descvargar las olivas, podria pasar por la ccueva grande...
-Estaba yo pensando lo mismo, y de paso le llebas tambien ese gersey que tu no te pones.
No le fue dificil encontrar la cueva. El humo señalaba que había una hoguera. El burro pacía cerca, ERl niños arropado en una manta, se sobresaltó c ¡uando una vioz a sus espaldas....
_! Hola! Te traigo esto. Me lo ha cado para tí mi abuela. El niño miraba de sus ojos grandes. me tengo que ir ¿sabes? mañana vendre si no te importa y si no nieva, porque mi padre ha dicho que me lanzara por el atago que la nevada era cuestión de horas, Y mi padfre casi siempre acierta. Bueno me voy porque aquí al lado esta la bodega nuestra y allí encerramos las olivas.
caian los primereos copos cuando perdibía a si madre al lado de la mula y luego a su padre el cual como saludo dijo: ya caen los primeros copos. cargo a su ombro otro costal ayudado por su madre y el niño le sigió a la luz del candí que pendía de un clavo en el techo. En las bodegas en invierno hace mucha mas calor, el niño lo sabía, de la misma manera que sabía, que en el verano aliviava del calor de fuera.
Era noche cerrada cuando los tres ganaro las casas del pueblo de las que solo les separaba unoos cinco minutos o menos. Los copos se hacía mas espesos. Ya pe "paicia" a mi esta mañana cuando me asomé al "postigo", se lo comenté "al Espartero" esta mañana.
Durante la cena, se comentó sobre los recién legados y la abuela les hablaría de que segun el nicño no se parecían a los demas. Seguro que son de esos "evadidos" que hoy andan por todas partes.. vete a saber. Y terminó diciendo: mañana no hay prisa, va a ser un día de darle a la plaita.
Acomapñó la madre al niño escaleras arriba. El candil hacía grandes las sombras, y en la habitación donde este dormía no había bombilla alguna, solo una en la sala: así muchas casas. E en la otra en la que llamábamos vieja casa no había luz. Es allí donde dormían. Pero aquella noche quiso la madre se quedara en casa del la abuela.
libertad (Continuará)

Las sabanas estaban frías: por aquella época mucho niños sabían de las noches largas y frías. El niño de la ceta al hombro;, el niño aquel que apenas si sabía decir: a, e i o u, porque el "Tio valentín" si sabía y en un cuaderbo de tapas azules y rayados, le escribía palabras como las escritas en los libros. Apenas durmió aquella noche ¿Nosotros somos pobres?-Le había preguntado a su abuela, mientras le arropaba con cariño. la abuela le respondió que había muchos mas pobres... y otras coas de las que no entendía mucho. Seguramente tirita entre la paja... bueno, le arropará su padre... Y al fin se quedó dormido y sonño que caminaba y caminaba con el niño aquel, por llanuras de nieve... despertó y se palpó los dedos de los pie: en su sueño
había perdido las alpargatas en la nieve y su amígo le prestaba las suyas por la que asomaban sus dedos.
Mientras desayunaba mientras daba buena cuenta de aquella taza de leche con trozos de pan duro dijo: Pienso, abuela si el niño de ayer, almorzará algo caliente... y que si ha sobrado leche...
-Tu padre se ha adelantado pensando lo mismo, ha ordeñado la otra cabra, y ha marchado para la bodega, y a dicho que de paso... se pasaría por la cueva.
- ¿Entonces ha dejado de nevar? ¡Puedo ir entonces hasta... padre.
- Si te asomas, verás que luce el Sol, y que no hay ni una cuarte de nieve,: eso si, debes abrigarte porque tu padre dice que sopla norte.
Voló mas que corrió, hasta las cuevas, allí charlaban al lado de una fogata el hombre y su padre, de cosas que él no entendía.
El hombre se levantó y le ofreció la piedra donde estaba sentado, y al instante con su padre, se marchó... hasta la bodega: Solo hago una tinajilla de vino, ya verás como es mejor, que del que tu dices se hace por tierras burgalesas.
- ¿Has almorzado?
-Sí
¿Te abrigan los calcetines?
-Mucho.
- ¿Quieres que nmos acerquemos a ver a la abuela?
-Bueno. pero antes se lo decimos a mi padre.
La respuesta fue si. Los hombres chalaban animadamente, al lado de la tinaja, de la que dendo media vuela a la espita, un chorro de tiento de color espeso llenaba la bota. Los niños corrieron por la nieve, y en lo alto d las hasta jugaron con ella. Aquí en toda esta llanura, en verano se llena de acinas de trigo: entonces te achicharras de calor.
También en mi pueblo- dijo el niño y añadió: mi padre dice que está "palla" pal Norte, tras la sierra aquella blanca. Y señaló de su mano pequeña,
Pasaron delante de la morera, que estaba vestida de nieve y...
-Abuela tenemos visita.
- Pues que bien, venga arrima un posón y aquí hasta que vengan los hombres. - ¿que tal se le dió la venta anoche a tu padre?
Muy bien y vino muy contento

Como una hora después llegaron los hombres y la madre "de la otra casa" donde estuvo haciendo las labores.
Los hombres charlaron de mil cosas, de un par de años atrás durante la comida.
-Yo labraba unas tierras y cuando acabó "aquello" me las quitaron, y aquel que se quedó con ellas me dijo que mejor sería que me fuera del pueblo.
- ¿Que ha querido decir tu padre? ¿Porque os quitaron las tierras?
-No lo sé- respondió el pequeño, Solo que una mañana, nos puisimos de viaje por muchos pueblos y...
- ¿Habras hecho muchos amigos? Por todos esos pueblos. Yo no he salido nunca de quí ¿Sabes?
El el niño callo, y sus ojos se empañaron.
Callaron. Los dos hombres salían, chalando animadamente! Es hora de regresar al "palacio"-Dijo el hombre tomando la mano del niño.
El viento del Norte helaba la cara y cuando cerro la apuerta la abuela, dijo:! Pobres de los pobres, con su drama acuestas.
Al tercer día y cuando aún quedaban manchas de nieve, muy cerca de la morera padre he hijo despidieron a los viajeros.
-Gracias amigo dijo-y repitió, gracias pequeño, seguro seguro que este-señalaba a su hijo_ no te olvidará el resto de su vida.
Y miró para otro lado por por que por s cara rodaba algo que no quieren los padres que vean los niños.
Y la caravana se perdió por la llanura haca la calle fría de los pobres-
El niño de la cesta. levantó su mano hasta que le del otro niño se hizo invisible. Luejo paso el revés de su mano por la cara, mientra murmuraba.! Adiós amigo!
libertad.