El cuadro de Antonio López , Madrid

El cuadro de Antonio López
al que me refiero

Pues debe de ser verdad, porque a mí me contaron eso mismo gente del vecindario, solo que con el sereno, pues de día eso no se le hubiese ocurrido a nadie hacerlo en ese lugar y por aquellas fechas menos. También me dijeron que los que tenían dinero y podían camelarse al sereno, le daban una propina para que no pasase por donde ellos estaban hasta que no se fueran de allí, satisfechas sus apetencias.
En otro orden de cosas, o cambiando de cuestión, he visto por algún mensaje de más atrás, una foto de un cuadro que pintó Antonio López, en el que se ve la Gran Vía vista desde la calle de Alcalá, con el edificio de Telefónica al fondo.
Tuve la suerte, y el honor, de verlo pintar en directo, cuando pasaba por allí para ir a trabajar. Creo recordar, y esto ya no es tan seguro, que se ponía solamente los fines de semana, quizás porque había menos circulación de vehículos, sino nula, pues había días que desde la plaza de España hasta la Gran Vía, rara vez coincidíamos más de dos coches a un tiempo y en la misma dirección.
Tenía el caballete al final de las rayas blancas que se ven en primer plano en el cuadro, justo en una mediana que hay en Gran Vía. Yo bajaba por esta hacia la de Alcalá, pues me dirigía a la calle O´Donnel que era donde trabajaba y la mayoría de los días "me pillaba" el semáforo junto al pintor. Esto eran los sábados y domingos y sobre las siete y siete y media de la mañana.
¡Qué recuerdos tengo de Madrid! De tantos años yendo a trabajar -desde los quince años-; a divertirme; como de turista ya de mayor, recientemente, recorriéndome casi todos los sitios por donde andube de joven y por donde caminaba de la mano de mi abuela o mi madre, desde los tres años que es desde que me acuerdo yo.
He dicho casi, porque de joven me lo recorrí entero, tanto andando como en metro, como luego más tarde, ya con veintitantos años, en furgoneta de reparto -así me recorrí también la provincia- y con treinta y tantos, y cuarenta y tantos seguí trabajando en mi Madrid, que aunque no nací en él, se deja llamar "mío".