Hemoso artículo, Religión

El embarazo de María de Nazaret
Jaime Lóring

18/12/2016
El domingo que viene celebramos el nacimiento de Jesús, el hijo de María de Nazaret. Los relatos evangélicos hablan muy poco de la biografía de María. Nos cuentan que su embarazo no se debió a la intervención de varón, sino a la intervención directa del Espíritu Santo. Que nació en Belén, en el sur de Palestina, a donde se había trasladado, en estado avanzado de su embarazo, con su marido José para cumplir los requisitos de un edicto del emperador romano. Que allí le sobrevino el alumbramiento una noche en que estaban en descampado porque, al llegar, todas las hospederías estaban ocupadas ya por quienes habían llegado antes que ellos. Que cuando su hijo ya tenía 12 años, la familia fue a Jerusalén, con bastante gente de Nazaret, y que en el bullicio del viaje el niño se les perdió. Los padres pensaron que estaría con algunos conocidos, pero no fue así. Tuvieron que regresar a Jerusalen a buscarlo. Que siendo ya su hijo adulto asistieron ambos a la celebración de la boda de unos amigos. Escaseó el vino, y María le pidió a su hijo Jesús que remediase la escasez convirtiendo un cántaro de agua en vino. Esta fue la ocasión del primer milagro de Jesús, según relata el evangelio de San Juan. Que el propio Jesús daba más importancia a que su madre fuera una fiel cumplidora de la voluntad de Dios, que a la relación de consanguinidad que tenía con ella. Eso fue lo que dijo Jesús en una ocasión en que una mujer admiradora suya exclamó: dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron. Jesús la corrigió diciendo más bien dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen tal como hacía su madre María. Finalmente, que cuando Jesús estaba moribundo en la cruz, su madre María estaba junto a él, al pie de la cruz. Estos son los datos que encontramos en los evangelios.
María de Nazaret era una joven de un pequeño pueblo de Galilea. Un pueblo insignificante. Uno de los discípulos que siguieron a Jesús, cuando le dijeron que Jesús era oriundo de Nazaret, dijo extrañado: “ ¿De Nazaret puede salir algo bueno?”. Esta joven, en quien sus contemporáneos no fijaron atención, fue la que Dios eligió para que fuera la madre de Jesús. No era una persona importante. pero era una fidelisima cumplidora de la voluntad de Dios, tal como ella misma respondió al ángel.
Así como era fiel servidora de Dios, era también atenta servidora de las necesidades de sus conocidos. Al recibir la noticia de que su prima Isabel estaba embarazada de seis meses, se desplazó hasta su domicilio en la lejana Judea para ayudarla en los cuidadados de la casa. Al salir de viaje no informó a nadie de que ella también estaba esperando tener un hijo. Ni siquiera a José, con quien estaba comprometida. Se quedó con su prima tres meses hasta el nacimiento del hijo de Isabel. Al regresar a Nazaret era apreciable externamente su embarazo. Muchos pensaron que María había sido infiel a su compromiso con José durate su estancia en Judea. El propio José tuvo esa duda, pero no quiso denunciarla, y la recibió en su casa. Esta es la historia tal como la cuentan los evangelios.
María de Nazaret, la madre de Jesús, es venerada por los cristianos como la Reina del Cielo, la Madre de la Iglesia. Sus imágenes están repartidas por todo el mundo con la advocación de la Santísima Virgen María. Pues esta venerada mujer sufrió la amarga experiencia de ser vista en su pueblo Nazaret como incumplidora del compromiso con su prometido. De la misma manera que su hijo Jesús fue mal visto y acusado por la autoridades de Israel, María también pasó por una experiencia similar. Fue mal vista y acusada por sus vecinos de Nazaret.
Esta experiencia similar de Jesús y de María me lleva a reflexionar sobre las numerosas mujeres que son maltratadas, explotadas, vendidas como esclavas sexuales por las mafias. Son mujeres inocentes, solteras o casadas, a quienes no se les adjudica ningún reproche. Son simplemente sufridoras. María de Nazaret también fue sufridora. En estos días de Navidad en que celebramos el nacimiento de Jesús, merece la pena hacer un recuerdo de las numerosas mujeres sufridoras de la violencia y la explotación. Jesús murió crucificado, castigo que los romanos reservaban solamente a los esclavos. Un ciudadano romano condenado a muerte por cualquier delito no podía ser ajusticiado clavado en una cruz. Jesús sí lo fue queriéndose identificar con los más pobres y excluidos de la sociedad. María también experimentó en su persona el sufrimiento de las mujeres excluidas y marginadas. También ella estuvo cercana a los pobres y excluidos de la sociedad.

* Profesor jesuita *