El cocejal despechado, Tribuna libre

El cocejal despechado

Al final no hizo nada, como siempre. Tragó con su humillante puesto en las listas, se pasó varias tardes embuchando papeletas en los sobres con los que el partido trata de ‘facilitar’ el voto a los jubilados y volvió a poner su mejor sonrisa para la foto en los pocos actos en los que le dejaron acompañar al Jefe, al cabeza de lista, al que ahora ha sido elegido alcalde como se preveía, y de nuevo por mayoría absolutísima.
Que le quiten lo “bailao” Qué narices. Entre presencias en comisiones varias, asistencia a Plenos y algún extra más que pueda surgir por ahí se va a embolsar sus mil y pico euritos. Un complemento que sumado a su generoso sueldo en la empresa en la que le colocaron unos contactos del partido servirá para redondear sus ingresos.
De acuerdo, será un títere y todo lo que tú quieras. Pero mira, le seguirán invitando al palco del fútbol, en navidades caerán unas cuantas cestas y sus vecinos le seguirán mirando como a alguien importante, porque al fin y al cabo lo de concejal llena su ego. No tanto, eso sí, como ser diputado en Madrid. O senador, que tienen menos responsabilidades y viven algo mejor. Eso sí que sería la leche. Buah, viajar a la capital del Reino un par de días a la semana, estudiarse cuatro informes del área que le encomienden, votar sin salirse de la disciplina del partido y meterse a la saca unos cuartos que, esta vez sí, le permitirían olvidarse de su trabajo actual (que por otra parte siempre estaría ahí cuando quisiera volver).
Será un concejal despechado y todo lo que tú quieras. Pero ahí está el tío, bien agarrado al Salón de Plenos, haciendo carrera y colocado en el pelotón de los importantes por lo que pudiera venir en los próximos años. Hasta sus jefes saben que estuvo quemadísimo y a punto de tirar la toalla. Por eso le valoran más y ha logrado darle la vuelta

O....... Sea