4º PARTE...

4º PARTE
Se detenía a todas las personas, ya fuesen hombres y mujeres que se sospechaba que habían intervenido en la lucha y muchos eran ajusticiados en el momento de su detención, despojándolo de sus pertenencias.
Para el escarmiento del resto de la población, los cadáveres de los ejecutados eran abandonados en la calle con la prohibición de recogerlos y darles sepultura de inmediato.
Pasadas unas horas se practicó otra segunda represión, más organizada con el objeto de difundir el terror entre los madrileños.
Murat hizo publicar un bando por el que se prohibía llevar cualquier objeto que pudiera constituir alguna amenaza contra sus tropas y ordenó detener a un gran número de personas, incluso muchos no habían tenido su protagonismo en la rebelión como campesinos, artesanos, costureras etc., que fueron detenidos por llevar alguna herramienta de su trabajo.
Sin celebrar juicio alguno se procedió a fusilar a los prisioneros a lo largo de la tarde y madrugada siguiente, siendo la cuesta de San Vicente, el Hospital del Buen Suceso, el paseo del Prado o los alrededores de la puerta de Segovia, los lugares de aquellas escenas de terror.
Goya, testigo ocular de aquella masacre nos lego su obra: “Los fusilamientos del 3 de mayo” donde plasma escenas de terror y venganza cruel de aquellos momentos.
En los mismos lugares se apilaban los cadáveres desnudos, en espera de recibir sepultura registrándose al menos 200 víctimas de esta represión.
Murat pensó que con esta venganza había logrado someter a Madrid y por extensión a toda España, pero no se podía imaginar que el levantamiento madrileño era el principio de una guerra que duraría seis años y que se acercaba una nueva estrategia de lucha contra el invasor “la guerrilla” que trajo en jaque al invasor francés durante el resto de su presencia en España.

Julio Reyes Rubio Al-Mayriti