Luis del Val....

Luis del Val.

Excelentísima señora ministra de Educación, doña Isabel Celaá Dieguez: fue grosera la respuesta que le dio ayer a un diputado con una hija que padece síndrome de Downy que, con didáctica sencillez, le explicó la trayectoria educativa de su hija; su contestación fue de una soberbia tan zafia, de una argumentación tan tosca y desconsiderada, que desde ayer me suscita usted un enorme desprecio. Cuando a un padre que ha vivido, amado y sufrido, la discapacidad de su hija, le intenta reprochar que de dónde viene, que no tiene contacto con los profesores, hay que tener el alma podrida para no entender, no comprender, no solidarizarse con esa aventura vital.

¿De dónde viene usted excelentísima y despreciable ministra? De una familia burguesa vasca en la que nunca le faltó de nada, y se educó en una de esas escuelas privadas o concertadas que, con su nueva Ley, quiere suprimir. Usted tuvo la suerte de tener dos hijas sanas, sin problemas de discapacidad intelectual, y quizás por eso no sabe, no entiende, lo que significa sacar adelante a una hija en esas condiciones, y lo que ha ayudado a esas personas la educación especial que usted, ahora, quiere apartar con una ley sin consensuar, porque lo progresista es la inclusión a la fuerza, una barbaridad pedagógica y psicológica.

Yo sé de dónde viene. Y yo vengo de una modesta Escuela del Magisterio, y la madre de mi esposa, mi suegra, tuvo dos hijos maravillosos, estupendos, pero oligofrénicos, y de no ser por la educación especial no hubieran aprendido ni siquiera a leer. ¿De dónde viene esa crueldad ruda y cateta, que le permite prescindir de la más elemental piedad ante un padre con una hija discapacitada? ¿De dónde procede esa chulería engreída que le impide, como sería lo correcto, pedir perdón?

Suactuación palurda y soez es todo lo contrario de lo que debería ser una ministra de Educación. Y, además, el desprecio que me suscita viene avalado por su clamorosa cobardía al admitir que en Cataluña no se enseñe la lengua que hablan 500 millones de personas en el mundo. Es usted, ien mi opinión, despreciable y cobarde excelentísima señora ministra".

Cuando los que mandan no respetan a los ciudadanos, no pueden pedir a estos que les respeten a ellos.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Yo señor X, al contrario de mi compañero de foro Frenpoca, no le puedo felicitar por sus brillantes ideas, puesto que tal como nos dice (al indicar la autoría del mensaje) se limita a copiar un artículo de Luis del Val, no aportando nada de su cosecha personal, (no sé si la última línea es suya, pero no indica apenas nada respecto a la problemática que el Sr. Del Val expone) luego no puedo saber de su capacidad, y si posee todas esas cualidades que mi compañero le adjudica, eso si, supongo comparte ... (ver texto completo)