Diario de león:

LEÓN LUCHA POR LA MINERÍA Los ocho de Santa Cruz

«Salimos con los pies por delante»
Los ocho mineros encerrados en el pozo de Santa Cruz cumplen sus primeras jornadas bajo tierra en un habitáculo que aún están organizando para evitar las corrientes, la humedad y resistir indefinidamente

A. Calvo | santa cruz 23/05/2012

Media hora en vagoneta separa la bocamina del habitáculo que han organizado los ocho mineros de Santa Cruz para residir durante todo el tiempo que permanezcan encerrados en el pozo en el que trabajan. Están animados y no dudan en echar un pulso tanto al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como al ministro de Industria, José Manuel Soria: «En su espalda no van a llevar sólo el cierre de la minería, van a llevar mineros muertos. Nosotros hasta que no esté todo firmado no salimos de aquí. Con los pies por delante».

Los ocho mineros encerrados están animados, aunque no han podido dormir bien. Han levantado una tarima de un metro para colocar las camas lejos del suelo y han cortado una galería para evitar corrientes. No hay mucha humedad, pero de vez en cuando sopla «una brisina». Aún están montando «el pisito de 40 metros cuadrados» y bromean diciendo que a la bocamina llegará el camión con los muebles de Ikea. Su encierro comenzó el lunes a las ocho de la mañana y aunque son fuertes y saben que tienen apoyo fuera por la noche piensan en sus familias: «Ellos están en casa, calientes y durmiendo en la cama. Pero tampoco descansan, porque tienen la cabeza aquí con nosotros», dijo Primitivo Basalo.

Juegan a las cartas, hacen crucigramas, pasean y, de momento, se entretienen decorando «la casa». Ayer un grupo de periodistas bajó a hacerles la primera visita, además de las que realizan sus compañeros para darles la comida y los enseres. Ellos y el telefonillo son su contacto con el exterior. Bromearon y no dudaron en repartir unas rosquillas caseras que les había hecho una compañera. Eduardo González Álvarez repite. En el 99 ya se encerró en Santa Cruz de Montes, entonces fueron 16 días.

Sólo tres fuman y, como no les queda otra, pasan el rato mascando chicle y comiendo caramelos para evitar el pitillo. Hoy cumplen su tercer día de encierro en el travesal del caleyo 5 sur. No están a mucha profundidad, la mina es un plano llano, pero la distancia por el interior de la tierra es de 2,8 kilómetros, por una amplia galería por la que corre constantemente agua. «Yo invitaría al ministro Soria a que pasara aquí unas horinas trabajando y después cobre nuestra nómina», dijo José Antonio Pérez, el Charrascas.

Están indignados con las medidas del Gobierno. Se sienten engañados: «En la campaña electoral dijeron que iban a apoyar el carbón y ahora le dan millones a Bankia. Nosotros no pedimos dinero, sólo nuestros puestos de trabajo y la supervivencia de las cinco mil familias que dependen del sector». Los ocho de Santa Cruz no están dispuestos al cierre. Recuerdan que el sector del carbón es estratégico y que aún queda mucho que sacarle a la tierra. «Tenemos esta lucha cada pocos años. Queremos un acuerdo definitivo, que no nos vuelvan a engañar», dijo Alfredo González Carro. Sus compañeros se opusieron tajantemente a la desaparición de las minas a corto plazo, porque muchos jóvenes siguen entrando cada día a los tajos. Indicaron que los buenos sueldos han bajado, que el trabajo sigue siendo muy duro y que tras unos años en la mina ya no pasan una revisión médica para otro empleo.

Los ocho dijeron que la comarca es minera y que vive de la mina. «Lo que más pena me da es mi mujer y mis hijas afuera», lamentó José Antonio Pérez Molina, aunque insistió en que permanecerá en su encierro, en su lucha por el sector, con sus compañeros. Los periodistas se despiden y, al fondo, sólo se ven las lámparas encendidas y las voces que van desapareciendo.