Entre ese patrimonio, Esteban Álvarez destaca piezas «como el escudo de madera de nogal de los Tusinos, tallado hace 200 años; y el enorme trono de doña Bernarda, así como su retrato y el despacho entero; la coleccion de bargueños de los siglos XVII, XVIII y XIX; una acreditada pinacoteca en la cual pueden encontrarse obras de pintores como Eduardo Cano de la Peña, de la escuela de Carreño de Miranda; la famosa arca de los Tusinos, una colección de marfiles de mamut... y la extensa documentación y archivo de la casa». Objetos todos ellos guardados en inmuebles de Omaña y Luna, amén de Madrid, donde reside doña Rosalía, y que se unen a otros en la ‘diáspora’ como una bandeja de plata que expone el Museo de San Isidoro de León y que representa la legendaria batalla de Camposagrado, o el llamado ‘retablo de los Tusinos’ de Carrocera que se encuentra en el Museo del Prado.
En cuanto a documentación, libros y legajos, la cosa daría para varias tesis doctorales, aunque, de tener que quedarse con algunos, Esteban Álvarez Castañón reseñaría «la fe de armas, que data de 1584 y está firmada por Felipe I, y el pleito con el Marqués de Astorga apoyado por los marqueses de Inicio-Villalcampo y la Casa de Alvar, que es con lo que más he trabajado». Un litigio descomunal surgido a causa de determinados préstamos no devueltos que duró más de tres siglos —de 1500 a 1867— y en el que, como recuerda Álvarez, se puso «medio marquesado de Astorga» como garantía. Pero además existe un misal que data de 1696 y un árbol genealógico que se remonta a la época de los primeros reyes asturleoneses... una documentación de la que nunca se separa el joven ‘guardián de la casa’. «Siempre viajan conmigo», asegura.
En cuanto a documentación, libros y legajos, la cosa daría para varias tesis doctorales, aunque, de tener que quedarse con algunos, Esteban Álvarez Castañón reseñaría «la fe de armas, que data de 1584 y está firmada por Felipe I, y el pleito con el Marqués de Astorga apoyado por los marqueses de Inicio-Villalcampo y la Casa de Alvar, que es con lo que más he trabajado». Un litigio descomunal surgido a causa de determinados préstamos no devueltos que duró más de tres siglos —de 1500 a 1867— y en el que, como recuerda Álvarez, se puso «medio marquesado de Astorga» como garantía. Pero además existe un misal que data de 1696 y un árbol genealógico que se remonta a la época de los primeros reyes asturleoneses... una documentación de la que nunca se separa el joven ‘guardián de la casa’. «Siempre viajan conmigo», asegura.