Doña Faustina innovó en Miranda nuevos métodos de enseñanza....

Doña Faustina innovó en Miranda nuevos métodos de enseñanza. Las maestras anteriores no sabían más que andar con el palo en la mano repitiendo lecciones y copiando. "Yo, dice Consuelo, que era de las más adelantadas, cuando vino doña Faustina no sabía colocar las cantidades para sumar. Ella exigió una libreta a cada alumna que titulaba "Libreta de cosecha propia" donde se hacían resúmenes de lecciones, de alguna explicación que había dado en clase, redacciones, observaciones personales de la vida del pueblo... etc., trabajaba con vocación"... "Cuando su hija Teresa empezó a estudiar y ella le preparó el programa de ingreso me preparó también a mí al mismo tiempo porque me decía que yo valía, aunque en mi casa no querían que estudiara porque, según ellos, no tenían con qué pagarme los estudios, pero ella insistía en que sí, que era una pena que no estudiara, hasta que los convenció. Luego consiguió del Ayuntamiento de Avilés que crearan una auxiliaría para Miranda porque siempre llevé muy buenas notas".
En cuanto a la anécdota de que Casona aprendió en esta escuela a leer Consuelo dice que no le parece, pues Casona era de los que no necesitaban ir a la escuela para aprender a leer, seguramente aprendió en casa con su madre.
Vivía sola en la Casa del Faro y únicamente estaba yo con ella que vivía en aquel entonces en la casa Cuartel aunque dormía allí también con ella. La niña estaba en la cuna, tenía dos camas en la habitación: en una dormía ella y en la otra Teresa que era la hija mayor y yo. No había luz y alumbrábamos con una vela.
De Miranda va Murcia en 1916 donde saca las oposiciones Inspectora de Enseñanza primaria llevando el número 1, es la primera mujer que obtiene este título en España. Estando examinando se en Madrid una de las compañeras le aconseja que es mejor que se retire de la oposición porque al verla tan humilde y sencilla y pequeñita no la consideraba estar a la altura de las demás. Faustina calla y sólo espera que lleguen al final donde con gran sorpresa y admiración del Tribunal y opositores lleva el número 1 con bastante ventaja sobre los demás. El Presidente de las oposiciones desea conocerla para cambiar impresiones sobre algunos temas de la oposición y queda sorprendido de aquella inteligencia tan despierta y de la personalidad de aquella mujer.
Regresa enseguida a Canales y desde el balcón de su casa habla a sus gentes animándolos para que siempre permanezcan unidos y dispuestos para mejorar el pueblo.
Aprobadas las oposiciones va destinada de Inspectora a Murcia con toda su familia y allí empiezan los estudios algunos de sus hijos, Casona, entre ellos.
Más tarde va a Palencia, puesto que el clima de Murcia no le sienta bien y de aquí regresa a León como Inspectora. Como está cerca de casa poco a poco levanta allí una vivienda que lleva aún el nombre de "Villa Faustina".
Estando de Inspectora en León da conferencias, alguna de ellas ha sido publicada, y visita con frecuencia las escuelas. Había muchos pueblos abandonados e incultos por completo causa a veces de los mismos maestros. Llegaba por sorpresa a las escuelas. Estaban despistados y los maestros se disculpaban argumentando que los niños se ponían muy nerviosos. Entonces ellas les manda rezar el padrenuestro, y una vez que terminaban, decía a la maestra: Ve usted, para rezar el padrenuestro parece que no se ponen nerviosos, es que lo saben bien... Ella era sobre todo muy maestra.
Por estos años ya se resentía mucho de la garganta. Por la mañana, dice Consuelo, iba yo a la oficina y le traía el correo después de registrar lo que tenía que registrar y lo demás lo hacía ella en casa. Después que yo marché siguió muy mal. Ella no lo sabía, lo sabía sólo su hija. Los caldereros de Miranda que recorrían esta zona, sobre todo la familia del Merín, pasaron más de una vez a visitarla a Canales cuando ya la enfermedad la tenía acorralada. Gustaba recordar hechos, personas y anécdotas de su escuela de Miranda.

Fue un un 10 de octubre de 1927, cuando apenas había empezado el curso escolar, para ella la carrera final, el último y definitivo salto en el escalafón, cuando a la edad de 53 años dejó de existir, tras varios meses de dura enfermedad en el que fue tenido por muchos como su pueblo natal, muriendo víctima de un cáncer de garganta. Algunas de sus alumnas lo achacaban a lo mucho que esforzaba su garganta en la escuela y luego en charlas, conferencias, etc.